APODO: “El dinosaurio marxista”.
FRASE: “Yo no hago ataques personales”.
CURRÍCULO: Con 66 años, 30 como parlamentario, Jeremy Bernard Corbyn es uno de los miembros más veteranos del Partido Laborista. Activista destacado durante toda su carrera, ha sido continuamente vindicado en sus causas, por erradas que en un momento parecieran. Firme luchador contra el apartheid, defensor de los Seis de Birmingham y los Cuatro de Guildford, pacifista convencido y, en general, miembro del ala más socialista de los laboristas. Crítico durante años contra el Nuevo Laborismo de Tony Blair, se ha mantenido como parlamentario de Islington, uno de los distritos con mayor variedad demográfica del país, desde 1983, con grandes mayorías. También es miembro de varios sindicatos y los representa en el Parlamento.
MÉRITOS: Hasta hace unos meses era conocido por ser uno de los nostálgicos del ala izquierda que se mantenían en la sombra de un poderoso sector moderado desde los tiempos de Blair, y que tampoco terminó de compenetrarse con el esfuerzo izquierdista de Ed Milliband. Ahora, sin embargo, encabeza todas las encuestas para convertirse en el nuevo líder laborista. Con un discurso que algunos califican de “anacronismo” o de “anticuado”, ha conseguido encandilar a unas bases jóvenes que se sienten profundamente decepcionadas con la deriva hacia el centro del Nuevo Laborismo.
Hasta ahora, Corbyn parece que lo está haciendo todo bien. Con su apariencia de veterano de la izquierda tradicional (boina incluida), sus modales tranquilos y sus convicciones firmes, ha conseguido sacar a la luz viejas cuestiones que no se habían planteado desde hace mucho. Su oposición al TTIP o sus propuestas de imprimir dinero para sufragar costes de la Administración desde luego que han levantado ampollas. Sin embargo, no es un hombre que haya surgido de la nada y que clame solo en el desierto. Cada vez más voces críticas con las políticas de austeridad (austericidio que dicen otros) están saliendo en defensa de Corbyn, y esto es una señal de que la opinión pública, esa mítica fiera de voluble carácter, está abandonando las trincheras del pensamiento económico único.
Aunque finalmente Jeremy Corbyn no salga elegido, una cosa está clara, y es que su mera aparición ha significado un viento fresco de ilusión para muchos votantes laboristas y ha conseguido reenganchar a un gran número de activistas alienados por el Nuevo Laborismo. Corbyn ha removido la olla y ha generado un intenso debate sobre las raíces laboristas, algo siempre positivo en cualquier partido. Y en el caso de que gane, la transformación, de continuar por el camino que apunta, podría llevar a una suerte de Nuevo Viejo Laborismo, un movimiento de izquierdas en consonancia con otros en auge como Podemos en España. Un fantasma recorre Gran Bretaña, el fantasma de Jeremy Corbyn.
Twitter: @jeremycorbyn