El 6 de mayo fallecía en su domicilio londinense el historiador británico Hugh Thomas (Windsor, 1931). Dedicó gran parte de su vida al estudio de la historia de España, desde la época imperial a la Guerra Civil, impulsando la apertura de un debate nacional e internacional sobre el pasado colonial y conflictivo del país.
Thomas se licenció en la Universidad de Cambridge en 1953, completando sus estudios en la Universidad de La Sorbona. En la Navidad de 1955 visitó durante una semana el levante español para encontrarse con su padre, que venía de Marruecos. Esa breve estancia le bastó para encender su fascinación por España, país que centró la mayor parte de su tiempo y esfuerzo académico. En 1961 publicó el primer resultado de su investigación, La Guerra Civil española, que se empezó a difundir de forma clandestina por algunas librerías hasta llegar a la Transición. Con un estilo sencillo y abundante documentación, Thomas diseccionaba el conflicto y achacaba culpas a ambos bandos, sin personalismos ni flaquezas partidistas. Su acogida por el público hispanohablante fue tan positiva que ha tenido multitud de reimpresiones y cuatro reediciones (la última, de 2011).
Thomas, miembro del consejo editor de Política Exterior desde su fundación, en 1986, no dejó nunca de estudiar la historia de España: desde la época imperial, con su trilogía sobre los siglos XVI y XVII español, hasta el surgimiento del sector industrial y el vínculo con los países latinoamericanos, cuya historia está entretejida con la española, como Cuba y Venezuela. Su reconocimiento y dedicación como hispanista no le alejaron de otros registros. Thomas escribió novelas y colaboraba de forma regular con medios de comunicación. Sus “Terceras” en ABC le hicieron merecedor del premio Joaquín Romero Murube en 2012. No ha sido el único reconocimiento: en 2009 fue galardonado con el Premio de Periodismo Rafael Calvo Serer, y cuenta en su haber con la Gran Cruz de Isabel la Católica (2001) y la Gran Cruz Alfonso X el Sabio (2014). Era, además, miembro de la Real Academia Española de Historia desde 1994 y de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras desde 2013. Thomas nunca dejó de lado su faceta docente: impartió clases en la Universidad de Reading entre 1966 y 1075, y en la Real Academia Militar de Sandhurst.
Políticamente, fue un férreo defensor de la causa europeísta, lo que le llevó a algunos cambios políticos a lo largo de su vida. Como miembro de la Cámara de los Lores explicaba así sus vaivenes políticos: “Dejé a los conservadores como antes lo hice con los laboristas: por la defensa de la integración en Europa. Me uní a los demócratas y ahora soy independiente, lo que siempre he sido como historiador”. Por su labor como asesor de Margaret Thatcher en asuntos hispánicos entre 1981 y 1991 fue reconocido con el título de Lord Hugh Thomas of Swynnerton, de Notting Hill (barrio en el que vivía desde 1961).
Su opinión sobre las cuestiones de actualidad ha sido siempre altamente valorada en España. No dudó en dar su opinión sobre temas controvertidos, como la independencia de Cataluña (que veía con desazón) y la cuestión de Gibraltar (para la que visionaba una solución de soberanía compartida). Hugh Thomas llegó a los 85 años sin haber perdido el tiempo. Defendió siempre los intereses que consideraba claves para el futuro político de Reino Unido, aunque algunos no lo entendieran así.
Su nombre forma parte de la troika de los grandes hispanistas del siglo XX, junto a Raymond Carr y John Elliott.