APODO: El ginecólogo fiel.
FRASE: “El cuerpo de la mujer se ha convertido en un campo de batalla”.
CURRÍCULO: Nacido en 1955, este ginecólogo congoleño se ha dado a conocer por su trabajo al frente del hospital de Panzi, que fundó en 1999. Localizado en la ciudad de Bukavu, cerca de la frontera entre República Democrática del Congo (RDC) y Ruanda, el hospital cumple una importante labor atendiendo a mujeres víctimas del conflicto que arrasa el país. Tras el genocidio de Ruanda, la barbarie se extendió a RDC, donde la violación se ha convertido en un arma de guerra.
MÉRITOS: Más de 40.000 mujeres, niñas y niños han sido atendidas por él y su equipo, que trabaja 18 horas al día para realizar hasta 10 intervenciones en una jornada, como señala Elena Valenciano. Mukwege no se limita a reparar las brutales lesiones que sufren las víctimas, sino que trata de mitigar el daño psicológico y social que causan las violaciones. Muchas de las víctimas que trata quedan incapacitadas de por vida para tener hijos. Una de cada cinco es infectada por su agresor con el virus del SIDA, a menudo a propósito, para convertirla en un arma contra su parejas. En ocasiones las mujeres abusadas son rechazadas por la sociedad, y su vida marital queda destruida.
La labor de Mukwege le ha valido reconocimiento internacional, pero también enemistad dentro de su propio país: en octubre de 2012 sobrevivió a un intento de asesinato. El 26 de noviembre, el Parlamento Europeo entregó a Mukwege el premio Sájarov a la libertad de conciencia. El ginecólogo también ha sido propuesto para el premio Nobel de la paz.
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