La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von Der Leyen, pronuncia su primer discurso sobre el estado de la Unión en Bruselas el 16 de septiembre. GETTY

Agenda Exterior: la UE de Von der Leyen

Política Exterior
 |  17 de septiembre de 2020

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha pronunciado ante el Parlamento Europeo su primer discurso sobre el estado de la Unión (SOTEU, en sus siglas en inglés). Es un momento crítico para el proyecto europeo: sobre la UE se superponen hoy varias crisis, empezando por la gestión sanitaria de la pandemia del Covid-19, que en países como España entra ya en su segunda ola. La cooperación económica entre los Estados miembros, Bruselas y Frankfurt –sede del Banco Central Europeo– a la hora de responder al virus continúa siendo imprescindible. Y el vecindario de la Unión se encuentra más tenso que nunca: desde una Bielorrusia en crisis a la competición militar en el Mediterráneo, pasando por la incógnita en que se ha convertido Estados Unidos ante sus elecciones presidenciales.

Von der Leyen ha vertebrado su intervención en torno a la lucha contra el Covid-19 y la recuperación económica posterior. Una hoja de ruta en la que destacarán la digitalización y su apuesta por políticas verdes. Preguntamos a diversos expertos sobre los puntos fuertes y las lagunas del discurso.

 

¿Cuál ha sido el punto fuerte del discurso del estado de la UE? ¿Y su mayor ausencia?

 

NACHO ALARCÓN | Corresponsal de @ElConfidencial en Bruselas. @nacho_alarcon

La presidenta de la Comisión Europea ha continuado con su línea habitual: sólida, sobria y solvente. El mayor acierto es que Von der Leyen ha dejado claras cuáles son sus prioridades para el actual curso. Como viene siendo común en ella, no hay demasiado adorno alrededor de las propuestas. A diferencia de los discursos de Jean-Claude Juncker, llenos de lírica e ideas de fondo, el de Von der Leyen es pura prosa comunitaria.

La mayor ausencia –y está en cierto modo relacionado con su acierto– es que no ha dado detalles de cómo piensa lograr esos objetivos y no ha aprovechado el discurso para relanzar un cierto perfil político a su Comisión. Está bien ser sobrio, pero cuando no cuentas con crédito por la relativa inacción en una serie de asuntos, necesitas dar fuerza a tus propuestas y rodearlas de un envoltorio político.

Algunos de los temas abordados por Von der Leyen no gustarán a muchos socios comunitarios, y si por algo se ha caracterizado esta Comisión es por no buscar el choque con las capitales, por tanto, ¿con qué credibilidad cuentan esas ideas? Era seguramente el momento de salir del perfil autoimpuesto de presidenta al servicio de los Estados miembros y presentar un discurso algo más independiente y duro con ellos.

 

MIGUEL ÁNGEL BENEDICTO | Periodista y profesor de Relaciones Internacionales Universidad Europea. @benedictosolson

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, intentó en su discurso sobre el Estado de la Unión recuperar la iniciativa política tras la crisis del coronavirus, sobre la que hubo poca autocrítica pese a los problemas de movilidad en las fronteras de la UE y la descoordinación. Von der Leyen intentó abarcar todos los frentes, lo que restó fuerza a sus prioridades de gobierno. Aun así, la presidenta destacó su apuesta por recuperar la economía europea mediante el Next Generation EU, a través del Pacto Verde Europeo y la digitalización, la necesidad de una sanidad europea; la defensa de los derechos humanos (en Hong Kong, Bielorrusia o Xinjiang) y de los valores europeos (Estado de Derecho y lucha contra el racismo y la discriminación), así como un papel mayor de la UE a nivel global. Von der Leyen expuso demasiadas iniciativas, pero ninguna con relumbrón suficiente para copar los titulares de la prensa europea.

Su apuesta por la economía verde y la digitalización es loable, pero quizá faltó que mencionara cómo va a combinarlo con la reindustrialización de la UE o con una posible dependencia de China, que es quien controla el suministro mundial de tierras raras o la producción de baterías eléctricas.

En política exterior, la presidenta de la Comisión defendió el multilateralismo y el liderazgo de la UE en las reformas de la Organización Mundial de la Salud y la Organización Mundial del Comercio. Hizo una defensa de la UE como potencia normativa que quizá sea difícil casarla con la Europa geopolítica que defienden ella y el alto representante, Josep Borrell. De hecho, una de las grandes ausentes de su discurso fue la Europa de la Defensa, que tanto impulso su antecesor en el cargo, Jean Claude Juncker, y que ayudaría a esa autonomía estratégica que defiende la actual Comisión y que permitiría afrontar mejor las relaciones con China, Rusia o EEUU. Von der Leyen también pasó de puntillas sobre el espinoso asunto del Brexit, pese a la crítica a Reino Unido por violar el Derecho Internacional, y hubo poca autocrítica sobre la gestión migratoria, aunque anunció nueva legislación para la semana que viene.

 

RUTH FERRERO-TURRIÓN | Profesora de Ciencia Política en la Universidad Complutense. @RFT2

Von der Leyen ha conseguido gracias a su tono mesurado, pero contundente cuando hacía falta, incorporar prácticamente todos los temas previstos. En este sentido no ha habido sorpresas. Cambio climático, Brexit, innovación y tecnología, migración y hasta geopolítica para hacer honor al leivmotiv de su mandato, conseguir una UE geopolítica.  Lo hizo en un lenguaje accesible para la ciudadanía, sin entrar en tecnicismos innecesarios. Todo el discurso estuvo bien enmarcado en el contexto de la pandemia. Y, aunque largo, hora y cuarto, no se hizo tedioso.

Aprovechó su posición para levantar la voz y posicionarse políticamente en asuntos como el racismo, discursos de odio o crisis del estado de derecho manifestando su desacuerdo y su voluntad de pelear contra las derivas autoritarias y xenófobas en el seno de la UE.  Y en el ámbito internacional no fue menos. Advirtió a Rusia, apoyo a la sociedad bielorrusa, calificó a China de rival sistémico y a EEUU de viejo aliado y en todos los casos quiso dejar claro que la UE no piensa abandonar sus responsabilidades como actor global.

Por otro lado, el discurso se ha construido a la defensiva previendo las críticas que pudieran llegar. Además, el intento de abarcar todos los temas, con más o menos profundidad, hizo que el objetivo último no quedara claro. Cuando se quiere contentar a todos, rara vez se consigue. En este sentido no se pudo apreciar ningún análisis en profundidad sobre la dirección a tomar por la UE de aquí en adelante. De hecho, no hubo ni un hueco para la Conferencia sobre el Futuro de Europa, lo que da buena muestra de cómo se intentan parchear problemas estructurales de la propia Unión sin entrar a fondo en qué Europa se quiere construir y de qué manera.

 

ESTEBAN GONZÁLEZ PONS | Vicepresidente Grupo Popular Europeo. @gonzalezpons

Este ha sido el primer discurso sobre el Estado de la Unión al que se ha tenido que enfrentar Úrsula Von der Leyen, la primera mujer al frente de la Comisión Europea. Y lo ha hecho en unas condiciones muy distintas a la de todos sus predecesores, con un hemiciclo casi vacío por el virus y repleto de mascarillas. Un discurso, además, que coincide en el tiempo con la presidencia de turno del Consejo en manos de Angela Merkel. Es decir, dos alemanas en las dos instituciones más poderosas del engranaje comunitario. Podemos esperar, por tanto, planes sólidos y bien trazados.

Von der Leyen realizó un discurso comedido y sin grandes anuncios, pero fue detallado y detallista, en la mejor costumbre de Comisión. Con constantes apelaciones a la unidad, algo que, por desgracia, viene siendo una tónica desde hace ya demasiados años y que parece más una llamada al orden a las capitales que a los diputados que la escuchábamos.

Obviamente la pandemia y su gestión ocupó una parte central de su intervención. Tuvo un poco de autoreivindicación. La Comisión no estuvo acertada en las primeras semanas de la crisis, pero afortunadamente supo corregir el rumbo, pese a lo limitado de sus competencias. Compartimos con la presidenta la necesidad de reforzar los ámbitos de actuación del ejecutivo comunitario en materia de salud pública.

La política social, con el programa para el desempleo comunitario (SURE), la política medioambiental, con el Pacto Verde Europeo como gran prioridad, y la política industrial, con la digitalización y la inteligencia artificial como grandes objetivos, fueron también aspectos destacados por la presidenta. En el Parlamento Europeo gusta la música, pero hay que esperar a ver la letra, que puede no ser del agrado de las capitales.

En la política internacional, Von der Leyen dedicó un brevísimo espacio al Brexit, lo que seguramente habrá descolocado a Boris Johnson. Claro que nos preocupa lo que pueda pasar de aquí a fin de año. Y claro que nos preocupan las consecuencias de esta política desquiciada y en cierto punto arrogante emprendida por el gobierno británico. Pero en medio de una pandemia global, con una crisis económica en ciernes, con EEUU desapareciendo del mapa mundial, una China al alza y una Rusia cada día más agresiva, con el Estado de Derecho cuestionándose en el este y con el Mediterráneo convirtiéndose en un avispero, el Brexit ha empezado a ser el any other business de las agendas comunitarias.

En términos generales, los diputados hemos recibido con satisfacción el discurso de Von der Leyen. No podemos olvidar que se trata de su primer gran debate tras la investidura y que, además, ha tenido que hacerlo en un estado de emergencia sanitaria y tras una minicrisis de la Comisión que ha afectado a dos de las carteras más importantes, Economía y Comercio Internacional. En Bruselas suele decirse que una Comisión recién nombrada, tarda una media de dos años y medio en arrancar. La presidenta cumple apenas un año en el cargo y con todo su programa de gobierno caído por la borda tras el inicio de la pandemia.

Sin embargo, la Comisión Von der Leyen es la responsable de haber puesto sobre la mesa el mayor plan de recuperación económica de la historia europea desde los tiempos de la Segunda Guerra Mundial. El Consejo se llevó el mérito, y los primeros ministros volvieron a sus países sacando pecho. Pero en la burbuja de Bruselas todo el mundo sabe que la ingeniería, los números y los acuerdos que harán posible el próximo Marco Financiero Plurianual y nuevo instrumento Next Generation EU se diseñaron en las cocinas del Berlaymont (sede de la Comisión), bajo supervisión directa de esta alemana metódica, meticulosa y resuelta. Haríamos bien en no subestimarla.

 

STEFAN LEHNE | Investigador en Carnegie Europe. @StefanLehne

Distinto al modelo estadounidense, seguido por millones de ciudadanos, el Discurso sobre el Estado de la UE (SOTEU, por sus siglas en inglés) no trasciende mucho más allá de la burbuja europea. La presidenta de la Comisión Europea se dirige más a los de dentro que a los ciudadanos europeos. Por tanto, se esfuerza en marcar las casillas correctas para una clientela diversa más que en presentar una vision coherente del futuro de Europa. El deseo de contentar a tantos –a los miembros del Parlamento Europeo, los Estados miembros, los actores económicos y otros agentes de la sociedad civil– explica la extensión del discurso y la ausencia de un foco claro.

No obstante, Von der Leyen se las arregló para convencer sobre la necesidad de una acción inmediata en áreas como el cambio climático, la innovación digital, la salud y la política migratoria. Su mensaje central de que la UE tiene lo que se necesita para llevar a cabo un cambio constructivo es de gran ayuda en un momento de profunda crisis y gran incertidumbre, y más creíble en vista del éxito que supone el Fondo de Recuperación. Como bonus, la presidenta de la comisión utilizó duras palabras para referirse a los déficit democráticos y de derechos humanos en Rusia, China, Turquía y Bielorrusia. De alguna manera paradójica, la parálisis del Consejo en materia de política exterior parece liberar a Von der Leyen y Borrell para expresarse en esos asuntos en términos mucho más claros que sus predecesores.

 

IGNACIO MOLINA | Investigador principal en el Instituto Elcano. @_ignaciomolina

El discurso sobre el Estado de la UE que, desde hace 10 años, pronuncia en septiembre el presidente (o presidenta) de la Comisión es una misión “imposible”. Con ese adjetivo lo calificaba Martin Selmayr, jefe de gabinete de Jean-Claude Juncker y, por tanto, responsable de haber redactado unos cuantos. Contentar a las 27 capitales y a los variopintos partidos de la coalición parlamentaria que sustenta al ejecutivo europeo es, ciertamente, complicado. No se puede hacer un mensaje de buenos deseos al estilo de los jefes de Estado en Navidad. Tampoco sería admisible por los eurodiputados la exposición tecnocrática de un programa de actuación y, de forma realista, tampoco se puede pretender ejercer el liderazgo que sí tienen figuras como el presidente de Estados Unidos o un primer ministro europeo.

Pese a la dificultad para encontrar el tono adecuado, Ursula von der Leyen ha sido capaz de salir airosa. Fue más allá de las buenas palabras, tuvo altura política y no prometió lo que no puede dar. En su largo discurso se apreciaron, además, aciertos de fondo destacables. En primer lugar, la empatía hacia el sufrimiento de la ciudadanía europea en tiempos de pandemia, también la determinación a que el desastre sanitario y económico no arruine la determinación de diseñar un futuro propio (sin renunciar a las dos grandes apuestas de su investidura por las agendas verde y digital, que concentrarán el 60% del plan de recuperación) y, por último, la idea de una UE que quiere tener un papel global. Ya no se usa el término –tal vez poco atractivo– de una Comisión “geopolítica”, pero la presidenta fue clara y hasta valiente al hablar de China, Rusia, Turquía e, incluso, de EEUU. Entre los aspectos criticables, el muy poco desarrollo a la cuestión del respeto al Estado de Derecho y la ausencia de referencias a la Conferencia sobre el Futuro de Europa. Pero, ya saben, es que se trata de un discurso “imposible”.

 

CAMINO MORTERA | Investigadora en el Centre for European Reform (CER). @CaminoMortera

Con un discurso bastante largo, creo que Von der Leyen se dirigió especialmente a los tres partidos que la sostienen en el Parlamento Europeo, con el objetivo de seguir manteniendo el apoyo del grupo socialista y del grupo liberal. Su defensa pasional de los derechos LGTBIQ y el de otras minorías casa poco con la ideología de su grupo parlamentario y con la suya propia.

Me pareció una exposición poco acorde con la manifestada ambición de la Comisión de apostar por la geopolítica. Entiendo que con la situación general es muy difícil tener aspiraciones más allá de controlar el desastre económico y social que supone la pandemia, pero cuando hablamos de geopolítica se trata de ejercer un poder más fuerte en el mundo con respecto a potencias como Rusia o China y también en tener ideas y propuestas que hagan de Europa un jugador realmente fuerte en el mundo y esto faltó.

Como es normal, la mayor parte del discurso giró en torno a lo que Von der Leyen considera su mayor éxito hasta el momento: el Fondo de Recuperación, y en cómo la Comisión debe tener el control para evitar que los países lo usen para lo que quieran.

La única novedad que anunció la presidenta fue su propuesta de reducir el 55% de las emisiones de gases contaminantes de la UE en 2030, e insistir en que los Estados miembros tienen que usar el Fondo de Recuperación para la lucha contra el cambio climático.

Por el contrario, aún estamos pendientes de conocer sus propuestas relativas a inmigración. Aunque en los próximos días conoceremos el Pacto Migratorio, sus manifestaciones estuvieron llenas de vaguedades. Sí hay que destacar que al referirse a papel Espacio Schengen durante la crisis sanitaria lo hiciera atendiendo al impacto que ha tenido en el movimiento de personas y no tanto en el aspecto comercial.

 

VASSILIS NTOUSAS | Investigador en Stavros Niarchos Foundation Academy Fellow en el programa de Europa de Chatham House. @VNtousas

Con más de 8.000 palabras, el primer discurso del Estado de la UE de la presidenta Von der Leyen fue grande en retórica. Siguiendo el dicho de “nunca desperdiciar una crisis”, aprovechó la ocasión para impulsar una cooperación e integración más profundas en medio de las circunstancias extraordinarias creadas por la pandemia del Covid-19 y su profundo impacto económico.

Los puntos más positivos de su mensaje fueron la confirmación de elevar el objetivo climático de la UE para 2030 al 55% de reducción de emisiones, y destinar el 20% del Fondo de Recuperación para fortalecer la soberanía digital, respaldando así el compromiso de la Comisión de hacer de la transición verde y la digital los principios fundamentales de su trabajo.

El discurso supuso también una férrea defensa del modelo democrático de la Unión, con palabras igualmente contundentes sobre la necesidad de una voz más asertiva con respecto a China, Rusia y Turquía. La petición de la mayoría cualificada en lugar de la regla de la unanimidad en cuestiones de política exterior, especialmente en lo que respecta a las violaciones de derechos humanos y la implementación de sanciones recibió un largo aplauso. Lo mismo sucedió con el plan para una UE Sanitaria más fuerte.

Sin embargo, en muchos aspectos, varias de las propuestas fueron anunciadas con escaso detalle, incluso para un discurso de esta naturaleza. Por ejemplo, no está claro de qué modo el nuevo Pacto de Migración de la UE que se presentará la próxima semana podrá funcionar cuando intentos similares hayan fracasado en el pasado debido a la resistencia de los Estados miembros. Asimismo, Von der Leyen aseguró que la condicionalidad del Estado de Derecho a la hora de asignar los fondos “no es negociable”, pero ¿cómo esto se traduciría en acciones? Tampoco se mencionaron las palabras “geopolítica”, “defensa” o “autonomía europea”. ¿Se trata de una omisión deliberada que se plasmará en acciones futuras en estos ámbitos?

Para que se haga realidad el llamamiento de Von der Leyen de lograr que la UE “pase de la fragilidad a la vitalidad”, la Comisión no solo tendrá que proporcionar respuestas creíbles a muchas de esas cuestiones, sino que deberá maniobrar con éxito la espinosa política que hay detrás de ellas.

 

LLUÍS PELLICER | Corresponsal de El País en Bruselas. @lluispellicer

Ursula von der Leyen pronunció un discurso sobrio, extenso y, en líneas generales, correcto. La presidenta de la Comisión Europea reivindicó más competencias para afrontar la emergencia sanitaria e instó a los Veintisiete a mantener la unidad que significó el acuerdo del Consejo Europeo de julio para abordar el debate migratorio en ciernes. Von der Leyen ha sabido, además, hacer de la necesidad virtud y aprovechar esa inyección de 750.000 millones de euros a corto plazo para impulsar dos de los ejes vertebradores de su agenda: el Pacto Verde Europeo y la digitalización, como catalizadores de una nueva revolución industrial en Europa. Aunque sin citarlo expresamente, Von der Leyen defendió las libertades civiles al rechazar sin ambages la política ultraconservadora del gobierno polaco al calificar de inadmisibles las llamadas “zonas libres de LGTBQI”.

A pesar de ser exhaustiva en cuanto a la cantidad de asuntos abordados, Von der Leyen no se adentró en dos de los debates más complejos que la UE deberá abordar en los próximos meses. Dejó para el final el acuciante debate migratorio, sin entrar a fondo en él a pesar de la actual crisis en Moria, escudándose en la próxima aprobación del paquete migratorio. La presidenta tampoco quiso profundizar en una de las cuestiones que marcarán las discusiones de los ministros de Finanzas el año que viene: el momento en el que los países deberán regresar a la senda de la estabilidad fiscal y, sobre todo, el alcance de la reforma de las reglas fiscales.

 

ERNEST URTASUN | Vicepresidente de Los Verdes en el Parlamento Europeo y miembro de En Comú Podem. @ernesturtasun

El mayor acierto del discurso de Von Der Layen fue volver a poner la lucha contra el cambio climático en el centro de la política de la Comisión Europea, proponiendo un objetivo de reducción de emisiones para 2030 del 55%, algo que Los Verdes en el Parlamento llevamos reclamando desde hace meses. Ahora lo más difícil es hacer compatible este objetivo con los reglamentos legislativos del Fondo de Recuperación, que deberán condicionar las inversiones en un sentido verde, impidiendo por ejemplo que el dinero se invierta en energías fósiles. Si el Fondo de Recuperación no está alineado con el Green Deal, difícilmente se logrará el objetivo del 55%.

El mayor error del discurso de Von Der Layen fue dejar la cuestión migratoria para el final, algo que fue muy mal recibido por una parte importante de la Eurocámara que sigue con mucha preocupación los sucesos en Moria. Además, aportó poco a nivel de contenido más allá de reclamar a los Estados Miembros mayor implicación. En el turno de réplica, dio el Reglamento de Dublín por enterrado pero no apuntó demasiadas claves en relación al Pacto Migratorio que piensa presentar a finales de este mismo mes de septiembre. Nos preocupa particularmente que la propuesta legislativa que vaya a sustituir el actual Reglamento de Dublín pueda significar una especie de “solidaridad a la carta”, sin cuotas de acogida obligatorias. Su discurso dejó pocas pistas sobre lo que van a presentar.

 

ADRIÁN VÁZQUEZ | Eurodiputado por Ciudadanos. Presidente del Comité de Asuntos Jurídicos del Parlamento Europeo. @AdrianVL1982

Considero que Von der Leyen hizo un buen discurso. Extenso, accesible y, además, en tres idiomas. Seguramente su mayor acierto fuera empezar a poner ladrillos en la construcción de la economía europea del futuro. No solamente enarboló el discurso de la transformación digital, que llevamos tiempo debatiendo en Bruselas, sino que se anunciaron medidas importantes que avanzan y concretan esa senda, como la apuesta por la infraestructura de datos europea o la legislación para el acceso europeo seguro a la red que profundice la digitalización de nuestras sociedades.

Me parece que esto no solo responde a lo que nos exige el futuro, sino que también apela a un presente lleno de profundos retos que nos ha empujado a la digitalización a marchas forzadas y que nos obliga a afrontar las nuevas limitaciones de movilidad, la generalización del teletrabajo y el incremento de la conectividad como un catalizador para dar un salto hacia las oportunidades que vienen.

En cuanto a las ausencias, tal vez eché de menos un discurso más específico sobre los jóvenes europeos. Sin duda, hay una generación, quién sabe si la llamaremos “generación Covid”, que vuelve a darse de bruces contra una nueva crisis económica cuando apenas estaba saliendo de la anterior. Una generación que no ha gozado de la estabilidad laboral, económica y personal de otras generaciones y que sigue siendo la principal afectada, sobre todo en países como España, por problemas crónicos como el desempleo o la precariedad. Creo que Europa debe atender sus problemas de forma prioritaria y creo que para eso debería empezar por tener un discurso para ellos: mucho más claro y mucho más directo.

1 comentario en “Agenda Exterior: la UE de Von der Leyen

  1. El primer discurso de Úrsula Von der Leyen sobre el Estado de la Unión fue sobrio, detallado, con constantes apelaciones a la unidad y, en mi opinión, acertado y adaptado a los margenes que tiene para no soliviantar a algunos Estados miembros. Sin embargo, será difícil reforzar los ámbitos de actuación del ejecutivo comunitario si la UE no logra constituirse en un Estado único y soberanos para Europa, algo que todavía se antoja difícil pero que es indispensable y necesario para dejar de ser campo de batalla de las grandes potencias de tamaño continental y poder lograr ser un actor geopolítico global, pues las alianzas con otros grandes Estados, y más si aspiran a la hegemonía, siempre son circunstanciales porque siempre defienden sus propios intereses estratégicos. Hay que decir qué tipo de Europa se quiere construir y de qué manera, o el Futuro de Europa seguirá siendo un contínuo parchear problemas estructurales de la propia Unión y no habrá una UE geopolítica. No se trata de abandonar o no las responsabilidades como actor global, sino de la propia supervivencia de todos y cada uno de los países europeos, que por separado son todos pequeños a nivel mundial aunque no lo quieran reconocer. El llamamiento de Von der Leyen para lograr que la UE “pase de la fragilidad a la vitalidad” no será posible sin que las palabras “geopolítica”, “defensa” o “autonomía europea” las pueda defender siendo un Estado. Es evidente que sin construir una exitosa economía europea del futuro será difícil tener la Europa geopolítica y que la UE es una “potencia normativa” que facilita la “asertividad”, lo cual la sitúa en un punto intermedio entre otras dos conductas polares: la pasividad y la agresividad, pero ese concepto hace referencia a la capacidad de comunicar con los que nos rodean evitando herir y ofender a los demás, pero si es cierto que “dos no discuten si uno no quiere” también loes que te pueden agredir sin que puedas evitarlo. Por tanto es importante contar con un criterio propio, pero hay que tener la capacidad de defenderlo en todos los ámbitos y mas ante vecinos belicosos como Rusia, rivales sistémicos como China, o viejos aliados como EEUU que ponen en entredicho sus antiguos pactos.

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