África Subsahariana es una región que muchos miran desde la óptica del pesimismo. Los problemas internos y estructurales pueden invitar a ello. Sin embargo, hay señales esperanzadoras. La economía de la región crece, la democracia se asienta en distintos países y se van solucionando algunos conflictos históricos. Los números presentan resultados alentadores: una clase media-baja de 250 millones de personas, un incremento de la urbanización, y elecciones democráticas para este año en 17 países, explica Luis Padrón, director general de Casa África. Padrón insiste: hay que mirar este continente en positivo, procurando que no solo destaquen los aspectos más negativos.
Hagámosle caso. El crecimiento africano se ha multiplicado por 2,5 en la última década Hoy la economía de África crece en torno al 7%, según la Comisión Económica para África (UNECA) de las Naciones Unidas. Se han llevado a cabo una serie de mejoras en los últimos años, posicionándose como el segundo destino más atractivo para la inversión, lo que se suma a sus esfuerzos para mejorar su entorno de negocio. Sin embargo, los nubarrones no tardan en aparecer, recordándonos que, si bien podemos ser optimistas en cuanto al futuro del continente, los logros aún son débiles y los desafíos y amenazas, imponentes. El crecimiento se ve afectado por acontecimientos que lo lastran: en Nigeria está el terrorismo de Boko Haram; en Sudán, el conflicto de Darfur; a ello hay que sumar la desaceleración económica mundial, el virus del Ébola o la crisis de seguridad. Y aunque las estadísticas globales son buenas, África es muy diferente, son “muchas Áfricas”, y cada país crece de un modo distinto.
Claves de desarrollo
La cooperación al desarrollo era el instrumento fundamental para ayudar a los distintos Estados o regiones a atajar la pobreza, pero hoy día el comercio, la inversión y el sector privado se erigen como herramientas clave para lograr el desarrollo económico de un país. Tomemos el caso de España. Actualmente hay unas 1.500 empresas españolas que invierten en el continente (de las cuales unas 500 estarían en Marruecos) y unas 40.000 que se relacionan con él. Cada vez es más seguro y sencillo hacer negocios en África, como demuestra el informe «Doing Business 2015: más allá de la eficiencia», publicado anualmente por el Grupo Banco Mundial.
En 2005, en la mayoría de los países del continente era difícil abrir una empresa; debido a los procedimientos burocráticos, se tardaba una media de 63 días y los costes eran del 202% del ingreso per cápita. La diferencia con los países de la OCDE era abrumadora. Además, las mayores tasas impositivas del mundo se hallaban en esta región. El coste asociado al registro de propiedades eran los más elevados en relación con el resto de las regiones, y el relativo al cumplimiento de un contrato a través del sistema judicial, altísimo.
En 2005 solo había tres países en África en los que se tardaba menos de 20 días en abrir una empresa. En 2015, el número (que ha aumentado en todo el mundo) está en 27. Por ejemplo, en Costa de Marfil los procedimientos se han reducido de 11 a cuatro, y el coste a pasado del 225% al 3,4% del ingreso per cápita. En Burundi se han hecho también avances importantes. El tiempo en registrar la empresa ha bajado de 64 a 23 días de 2005 a 2015. Y en Ruanda se ha agilizado la obtención de permisos para la construcción.
Uno de los aspectos más interesantes es el grado de convergencia. De forma creciente, los países que tenían los procedimientos más lentos y costosos y las instituciones más débiles han ido mejorando. En los últimos años preocupaban los impuestos de tributación, tan elevados que indirectamente favorecían la evasión. Pero los países han usado las nuevas tecnologías para mejorar la eficiencia del sistema tributario, siendo Kenia un buen ejemplo. Gracias a esto, la tributación ha aumentado y se ha revertido en las empresas, permitiendo una bajada de los impuestos. Las nuevas tecnologías también han permitido agilizar la obtención de licencias y permisos. La brecha entre África y el resto del mundo en 2005 se ha reducido considerablemente para 2014.
En el ranking de Doing Business de las economías en cuanto a la facilidad para hacer negocios (junio, 2014), la República de Mauricio es la campeona de África (puesto 28), seguida de Sudáfrica (43) y Ruanda (46). Sus tasas de crecimiento han sido robustas en los últimos años y ha aumentado la inversión extranjera directa, a pesar de ser baja en comparación con la de otras regiones. Las recetas para la mejora del ambiente inversor parecen claras. Reducir costes, acortar procedimientos, mejorar las instituciones e invertir en educación y bienestar. Todo suma y nada es prescindible a la hora de mitigar el pesimismo sobre un continente que tiene motivos para soñar con una presencia mayor en la economía global.