El escenario es Gabón, democracia africana donde los mandatos presidenciales duran siete años y no hay límites a la reelección. El detonante de la acción: las elecciones presidenciales del 27 de agosto. La Comisión electoral (Cenap) tiene previsto presentar los resultados tres días después, pero para entonces uno de los candidatos, Jean Ping, ya se ha proclamado vencedor ante la población. El otro gran candidato, Ali Bongo –presidente desde 2009–, espera el dictamen de la Cenap “de forma serena”; una espera en la que no faltan los ataques a medios de comunicación y la restricción del uso de internet.
El 31 de agosto, un día más tarde de lo previsto, la Cenap anuncia los resultados: alas, la victoria es para el jefe de Estado saliente, Ali Bongo, que con el 49,80% de los votos supera ligeramente el 48,23% obtenido por Jean Ping. Los seguidores de este se indignan. En un ambiente de crispación política, revueltas sociales y manifestaciones se suceden. La Asamblea Nacional es incendiada. Las protestas, reprimidas. Hay desaparecidos. Y siete muertos.
En las alturas nebulosas del poder, no es difícil imaginar el diálogo entre los protagonistas de esta obra.
Jean Ping (JP): “El mundo entero sabe quién es el presidente de la República: lo soy yo, Jean Ping”.
Ali Bongo (AB): “Yo sé quién ha ganado y sé quién ha perdido. La democracia se entiende mal con éxitos autoproclamados y grupúsculos creados para la destrucción”.
JP: “El apaciguamiento no puede venir si no se respeta la verdad de las urnas con un recuento de votos colegio por colegio”.
AB: “No se puede hacer. Eso no está previsto en el código electoral gabonés para el caso de elecciones presidenciales”.
JP: “No es cierto. Hay un silencio jurídico, pero se puede hacer una revisión colegio por colegio sin violar la ley”.
¿Diálogo de sordos? ¿Teatro del absurdo? Son palabras textuales de los dos principales líderes políticos de la excolonia francesa del Golfo de Guinea. Se entienden mejor si se indaga en su biografía.
Dramatis personae
ALI BONGO: Presidente de Gabón desde la muerte de su padre, Omar Bongo, quien presidió el país desde 1969. Líder del Partido Democrático de Gabón (PDG), partido único del país hasta 1990. Se cree que nació en Nigeria, desde donde Omar Bongo lo adoptó. Este hecho, que fue recurrido ante la Corte Constitucional, lo incapacitaría para ser presidente de la República, según la Constitución de la República gabonesa (art. 11), que exige ser gabonés de, al menos, cuarta generación para poder postularse como candidato a la presidencia de la República. La Corte, designada por el propio presidente, rechazó el recurso.
JEAN PING: Expresidente de la Comisión de la Unión Africana (UA) y antigua persona de confianza de Omar Bongo. En 2009 decidió salirse de las filas del PDG y pasar a la oposición, presentándose a las elecciones. Representa el arma anti-Ali, al haber cedido el resto de opositores sus apoyos a él. Antes del anuncio oficial del recuento, se presentó como presidente, dado que los primeros resultados emitidos en televisión y recuentos en algunos colegios electorales le auguraban la victoria. El retraso en el anuncio de los resultados oficiales, así como los ataques a medios de comunicación independientes para detener la retransmisión, levantan las sospechas de un posible pucherazo en las elecciones. El candidato ha pedido que se haga un segundo recuento.
Quienes hablan y quienes callan
La escasez de información por los ataques a medios de comunicación y las limitaciones en internet han hecho que este conflicto uno confuso y oscuro. Pese a ello, sigue sorprendiendo el silencio de los vecinos africanos, más que conocedores de la situación que atraviesa el país. En una semana de escenario poselectoral ninguna Jefatura de Estado africana se ha pronunciado al respecto.
Mientras tanto, sí han surgido las voces desde Europa, particularmente desde Francia y la Unión Europea, que han pedido que se realice “una verificación colegio por colegio”, ya que fue un proceso que “careció de transparencia” por “la ausencia de listas de votantes en la puerta de los colegios, fallos en el control y la autenticación del recuento y el uso de urnas selladas sin número de identificación”.
La UA, por su parte, ha mantenido un discurso de conciliación entre las partes, evitando anunciar una propuesta de mediación para no posicionarse a favor de ninguna de ellas. Esta actitud genera la sensación de que su Misión de Alto Nivel será inútil para resolver el conflicto político del país.
Francia, tras del telón
Lo ocurrido en Gabón no se trata de un hecho aislado, “el escenario de las elecciones en el África francófona es aburridamente idéntico”, dice el analista camerunés Yann Gwet. El modus operandi se ha ido repitiendo y la misma situación podría reproducirse en otros países en unos meses.
Tras las elecciones han surgido diferentes analistas que lejos de apostar por un candidato u otro, afirman que este drama poselectoral es una nueva “estafa” de la Françafrique, en su intento de no perder el control político y económico de las antiguas colonias.
Ping es el candidato apoyado por Francia. Varios hechos apuntan a una escasa neutralidad de la antigua metrópolis. Por una parte, la petición de un segundo recuento de votos ha evidenciado el doble rasero de Francia, quien en las elecciones de Costa de Marfil se opuso tenazmente al recuento que pedía Gbagbo. Por otra, sorprendió el tono del Partido Socialista francés, que apostaba por Jean Ping esgrimiendo que “una alternancia sería signo de buena salud democrática”. Su comunicado ha sido ampliamente criticado por sus tintes neocoloniales.
En resumen, Gabón presenta un clima político fracturado entre quienes confían en Bongo para seguir en el poder, quienes quieren romper con la dinastía de los Bongo y quienes desconfían de unos y de otros. Cómo acabará este teatro del absurdo y quién presidirá el país en los próximos siete años es algo que aún está por ver. De todas formas, para acabar la función sigue pendiente el segundo acto: las elecciones legislativas de final de año.