Como sucedió con España y Portugal, el mayor escollo para la ampliación de la UE a los países del Este se presenta en el sector agroalimentario. Frente al temor sobre los efectos negativos que causará en los productos españoles, se espera, por el contrario, que nuestras exportaciones aumenten en unos mercados con creciente capacidad adquisitiva, con los que ya se mantiene un intercambio comercial favorable.