Llegó con la desconfianza de muchos dentro y fuera de Alemania, pero en sus cuatro años como canciller al frente de una Gran Coalición entre democristianos y socialdemócratas, Angela Merkel se ha consolidado como líder en su país. Fuera de Alemania es la figura política europea más respetada. Reforzada ahora en la cancillería, la Unión Europea necesita a Merkel. La introspección alemana de los últimos años se ha debido tanto a los difíciles equilibrios del gobierno CDU/CSU-PSD como a las reformas económicas emprendidas en el último gobierno de Gerhard Schröder y desarrolladas por Merkel. Alemania ha podido así enfrentarse mejor a la crisis y ser uno de los primeros países europeos en dar muestras de recuperación.
La victoria de Merkel es por tanto una buena noticia para una UE necesitada de líderes y mayor iniciativa internacional. La canciller contará ahora con mayor respaldo político interno y una economía que vuelve a tirar de Europa. Parece el momento para que Merkel muestre su compromiso europeo y global. «Alemania y su canciller influirán especialmente en dos ámbitos en los próximos años: en la creación de un compromiso constitucional y en cuestiones de medio ambiente», señalaba Jochen Thies en un artículo en Economía Exterior.
Su capacidad en política exterior se ha visto a la hora de tratar con China, con Rusia y, sobre todo, con Estados Unidos. Tras conocerse los resultados, el Washington Post señalaba «ha conseguido suficientes votos para formar una coalición de gobierno que le dará libertad para gobernar y estrechar los lazos con Washington». Con 4.200 soldados en Afganistán, Alemania es, después de EE UU y Reino Unido, el país con más tropas en la misión de la OTAN. Pese a la impopularidad entre los alemanes, Merkel se ha comprometido con Barack Obama a estudiar la posibilidad de enviar más personal destinado al entrenamiento de la policía afgana.
Pero primero debe formarse el gobierno. La CDU se comprometió el lunes a cerrar en el plazo de un mes un acuerdo de gobierno con el FDP, su nuevo socio en el gobierno. Las negociaciones de la coalición no serán fáciles teniendo en cuenta el programa económico de los liberales durante la campaña, que incluye recortes fiscales por valor de 35.000 millones de euros, el abaratamiento del despido y el alargamiento de la vida de las centrales nucleares, entre otros asuntos. Gideon Rachman se preguntaba en el Financial Times si en la nueva coalición Merkel podrá ser finalmente Merkel y llevar a cabo las reformas liberalizadoras includas en su campaña de 2005. No obstante, nadie espera reformas radicales en Alemania: «No cambio con el color de una coalición», dijo Merkel en la conferencia de prensa tras conocerse los resultados definitivos.
Para más información:
Diego Íñiguez, «La hora de la Westpolitik», Política Exterior 124, 2008.
Jochen Thies, «El barco ha desencallado. Alemania con Merkel», Política Exterior 110, 2006
Jochen Thies, «Merkel y la presidencia alemana de la UE». Política Exterior núm. 118, 2007.