La Organización de Estados Americanos (OEA) concluyó su 39ª Asamblea General en Honduras con un acuerdo para que Cuba vuelva a la organización. El asunto cubano ha centrado las reuniones previas a la Asamblea y los encuentros entre los ministros de Asuntos Exteriores americanos. Cuba está fuera de la OEA desde 1962, tras la adhesión del régimen de Castro al bloque comunista y al no cumplir con los principios de la Carta Democrática de la organización. La revocación de la suspensión requería el voto favorable de dos tercios de los Estados miembros de la OEA. Al inicio de la Asamblea General, 26 de los 34 países miembros apoyaban una propuesta que permitía el regreso de Cuba a la organización y una posterior «reintegración» bajo la óptica de la Carta Democrática.
La ONG Human Rights Watch emitió un comunicado en el que se oponía a la readmisión de Cuba en la OEA hasta que el país «no ponga fin a la denegación sistemática de las libertades fundamentales de los cubanos». El director para las Américas de HRW, José Miguel Vivanco, afirma que «los miembros de la OEA han asumido explícitamente el compromiso de promover los derechos humanos y el Estado de Derecho en la región. Poner fin a la suspensión de Cuba sería el equivalente a burlarse de este compromiso».
Para más información, Peter Hakim, «Una segunda oportunidad: EE UU y América Latina». Política Exterior 129 (Mayo / Junio, 2009).