Autor: Luna al Mousli
Editorial: Pagès Editors
Fecha: 2018
Páginas: 125
Lugar: Lleida

Viaje al Damasco de antes de la guerra

Ada Mullol
 | 

En los últimos años, prácticamente todo lo que se ha oído o visto sobre Siria y su capital, Damasco, ha sido muerte y destrucción, conflicto, barbarie. Pero en el libro Una llàgrima. Un somriure. La meva infantesa a Damasc la autora Luna al Mousli nos transporta al Damasco de antes de la guerra. A través de pequeñas y encantadoras historias llegamos a un lugar completamente distinto y, seguramente, desconocido para muchos.

A través de breves recuerdos de su niñez y juventud en la capital siria, Al Mousli transmite la inocencia de una niña que nunca se ha sentido del todo de ninguna parte. La autora explica que durante su infancia en Damasco se encontró entre la realidad musulmana y la cristiana, y detalla las maneras creativas que encontró para hacer frente a su educación en una escuela cristiana siendo ella musulmana. Pone como ejemplo que mientras sus compañeros dibujaban a Jesús en clase de religión, ella pintaba a Sailor Moon. Describe también cómo, ya en su juventud y habiendo regresado a Austria, su país natal, la gente le preguntaba sobre su cultura, su “yo árabe”, y ella, en plena adolescencia, sentía que tenía que justificarse y defenderse por ser diferente.

Cada pequeño relato en este libro está escrito tanto en catalán como en árabe, contribuyendo a transmitir la sensación de riqueza, así como de confusión, que produce el hecho de ser de dos sitios a la vez pero de ninguno en particular. Ello nos acerca a los distintos “yo” de la autora, que son perfectamente compatibles, y el hecho de que el lector tenga que girar el libro para leerlo en el otro idioma nos recuerda que es posible ver el libro, y el mundo, desde otra perspectiva.

Con las delicadas pinceladas de diferentes escenas, Luna al Mousli transporta el lector a Siria y a las sensaciones que ella vivió en sus calles, abriendo el baúl de sus recuerdos y compartiéndolo con los lectores. La autora contrasta la mundanidad, la normalidad del día a día, transmitida con un toque de humor que dibuja sonrisas, con el temor que transmite un estado policial. Cómo una niña notaba la presencia militar en las calles sirias y cómo respondían sus familiares a sus preguntas inocentes, las narrativas y el miedo que transmitían en la escuela hacia Occidente, así como los brutales castigos que sufrían en la escuela si desobedecían. Uno de los encantos del libro es que, a lo largo de la obra, es como si Al Mousli abriese un álbum de fotografías y vídeos de pequeñas escenas cotidianas que vivió siendo niña y adolescente en Damasco. La autora comparte un conjunto de vivencias, en primera persona pero sin voz en off, dejando en manos del lector la tarea de unir esas imágenes y conectarlas en un relato, extrayendo el trasfondo social, religioso, cultural y político.

Los relatos, acompañados de dibujos rojizos, como si de un diario se tratara, transportan al lector en el tiempo y el espacio, le acercan a los olores de la naturaleza, a los gritos de los campesinos, a los pensamientos que a cualquiera de nosotros se nos pueden cruzar por la mente. Al Mousli transmite sensaciones que cualquiera de los lectores podría haber vivido, sensaciones que no asociamos a Siria, al menos a la Siria de hoy, a la guerra, y nos hace empatizar un poco más con lo que está sucediendo en el país.

Una llàgrima. Un somriure. La meva infantesa a Damasc es un libro para todos aquellos que no tuvieron la oportunidad de visitar Siria antes de la guerra y que quieren descubrir tanto las particularidades del país como su esencia con los cinco sentidos. Sin embargo, el libro de Al Mousli también es para todos aquellos que tuvieron la oportunidad de visitar Siria antes de la guerra y a quienes les gustaría volver a pasear por las calles de Damasco, inspirando el olor a especias por las callejuelas del zoco y recordando lugares que, quizás ya no existen. Para recordarnos, en definitiva, que Damasco ha sido una ciudad de ciudades, con siglos de historia y una esencia única.

No obstante, como reflexiona la autora en el anexo, haber visitado Siria ocasionalmente no tiene nada que ver con haber vivido día a día bajo el régimen autoritario de los Assad, donde el sistema político estaba basado en influencias y la opinión personal no tenía cabida en la educación. Aun así, Luna al Mousli asegura que tanto la realidad siria como la europea forman parte de ella, y que no piensa renunciar a ninguna de las dos.