Con el fin de convertirse en líder en el mercado de la energía nuclear, Rusia ha desarrollado una estrategia orientada a la exportación, en especial en Oriente Medio. Para tener éxito, Moscú debe ser considerado un socio creíble y fiable a largo plazo. Esto dependerá tanto de la política como de la tecnología y la economía.
El panorama de la energía nuclear en el mundo árabe está cambiando rápidamente. Cada vez hay más demanda de materiales, tecnología y equipamiento para apoyar los ambiciosos planes civiles relacionados con esta energía. Un hecho interesante es que el renovado impulso a la tecnología nuclear ha puesto a la propia zona y a Rusia en caminos convergentes. Mientras que los Estados de la región están intentando encontrar socios para la energía nuclear, Rusia está en busca de clientes. Desde una perspectiva mundial, el país se está convirtiendo en un actor cada vez más prominente y ambicioso en un mercado de la energía nuclear que ha experimentado transformaciones. La demanda regional y el suministro ruso se han combinado para modelar el nuevo mercado en la región.
Durante años, los países árabes han acariciado ambiciosos planes de desarrollo de un sector nuclear civil. Estas ambiciones se remontan a principios de la década de los sesenta, cuando la producción nuclear y la desalinización estaban en auge en todo el mundo, y los Estados de la región, como Egipto, se planteaban seriamente invertir en el sector. Sin embargo, en los países árabes las aspiraciones y los planes no se tradujeron en logros sustanciales. Las restricciones financieras, la mala planificación y la inestabilidad del mercado nuclear dificultaron los avances en este sector. En su lugar, la inmensa mayoría de la región confió en las formas tradicionales de generación de energía, entre las cuales los combustibles fósiles ocupaban un lugar…