La agricultura en el espacio mediterráneo se enfrenta a numerosos desafíos. A la escasez de recursos naturales y el aumento de los condicionantes climáticos se suma esta ecuación fundamental: producir más (debido al crecimiento demográfico), pero mejor (disminución de las pérdidas y desperdicios, protección del medio ambiente, procedimientos cualitativos etc.). En este contexto, los países mediterráneos analizan con gran atención todas las opciones posibles relacionadas con las formas de mejorar sus modos de producción agrícola y de aumentar su seguridad alimentaria. Al igual que numerosos Estados en el mundo, han optado por el desafío de la innovación permanente en la agricultura.
Un mundo agrícola orientado hacia la modernidad
Como todos los sectores de actividad, la agricultura se ha abierto a las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC). Las herramientas digitales constituyen un elemento cada vez más importante en las estrategias agrícolas y de desarrollo rural. El uso de los teléfonos móviles y de Internet es el ejemplo típico de tecnologías que se han vuelto indispensables, cuando a principios del siglo XXI el mundo agrícola casi no las había adoptado. Por tanto, la utilización de las TIC y de los servicios relacionados con ellas aumenta en un mundo agrícola orientado hacia la modernidad y la revolución digital. Esto provoca incluso una revolución en los modos de producción agrícola y en las prácticas utilizadas para proporcionar alimentos de calidad y en cantidad a unos consumidores cada vez más exigentes.
Esto también significa que las profesiones agrícolas sufren profundas transformaciones. La genética, la automatización, la robotización y el biocontrol son algunos de los grandes avances que se han observado en estos últimos años. El agricultor es, cada vez más, un técnico de los seres vivos y un gestor de datos. Para desarrollar una agricultura de precisión y adoptar las TIC…