Entregamos a los lectores el séptimo número de una revista que en modo alguno hemos concebido como publicación económica teórica: Economía Exterior quiere ser una revista exclusivamente centrada en la internacionalización de la empresa española. Hemos dedicado este número a España, la Unión Europea (UE) y Mercosur. La alianza de cuatro países –Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay– responde a las necesidades inaplazables de un mundo en proceso de globalización. Brasil es la primera economía de Latinoamérica, con 800.000 millones de dólares de PIB; Argentina se aproxima a 340.000 millones. Los otros dos socios siguen a una gran distancia. Brasil está dando en estos meses una gran prueba de rigor y de lealtad a sus compromisos públicos. La ley electoral invita a los partidos a la división: no es una buena ley. Pero el presidente Cardoso ha obtenido –es preciso reconocerlo– buenos resultados en inflación, manteniendo a duras penas la estabilidad del real. Ahora Brasil hace frente a una difícil prueba que se explica en estas páginas.

Argentina ha salido de una época de inflación salvaje y repetidos golpes militares a una etapa de solvencia. La economía se ha dolarizado, por lo tanto no hay inflación frente al dólar. Queda, desde luego, un largo camino por recorrer. Pero desde la llegada de un extraño político al poder, Carlos Menem, las cosas han cambiado. Menem representa una versión particular del justicialismo. Bajo su imagen habitual, en principio extravagante, ha aparecido un verdadero político: está consiguiendo que la vida y la economía argentinas vuelvan a la coherencia.

En todo este mundo España se ha revelado como un jugador de primer orden. Casi siete billones de pesetas en inversión directa desde 1990 convierten a España en el primer inversor del continente, después de EE UU. Pero además de su posición económica, España tiene una excepcional…