Envidiado en su día en todo el mundo árabe por su riqueza y dinamismo, Líbano está hoy calificado por el Banco Mundial como una de las peores crisis económicas registradas desde la mitad del siglo XIX. Los datos son, desde luego, demoledores: desempleo que ronda el 40%; la mitad de la población vive por debajo de la línea de pobreza; apenas dos horas diarias de suministro eléctrico; o una pérdida del valor de la moneda del 95% desde octubre de 2019, lo que supone la ruina de un gran número de ahorradores. Todo ello mientras la inflación bate récords, superando el 400% en alimentación y un precio del combustible triplicado, en claro contraste con un salario mínimo, que ronda en la actualidad el equivalente a unos 40 euros.
Por si esto fuera poco, la negociación con el FMI está bloqueada. En la conferencia internacional de donantes organizada en agosto de…