No es el primero, desde luego, pero el ciberataque sufrido el 6 de mayo por la empresa estadounidense Colonial Pipeline adquiere una nueva dimensión en el contexto de una amenaza creciente, que algunos califican ya de existencial, como la proliferación de armas de destrucción masiva o la crisis climática. El ataque, con fines crematísticos, obligó a suspender el sistema de suministro de gasolina refinada y combustible para aviones que, a través de un sistema de oleoductos de 8.850 kilómetros, transporta diariamente desde Texas el equivalente a unos 2,5 millones de barriles, para alimentar los aeropuertos de Nueva York y la costa Este de Estados Unidos. Eso supone el 45% de todo el combustible que los aeropuertos de dicha región necesitan para garantizar su plena operatividad.
El grupo criminal DarkSide se ha identificado como responsable de una acción que, básicamente, bloquea los sistemas informáticos hasta que no se paga un rescate…