El agravamiento de la pandemia en India –principal productor mundial de vacunas–, unido al reciente anuncio de la administración estadounidense de que suspenderá la aplicación de patentes con el fin de facilitar la distribución y las distintas campañas nacionales de vacunación, abre un nuevo capítulo en la lucha contra el Covid-19. Preguntamos a diversos expertos qué medidas serían necesarias para promover un esfuerzo internacional de vacunación más eficaz.
¿Cómo podría asumirse una vacunación mundial más rápida?
IRENE BERNAL | Responsable de Acceso a Medicamentos e Investigadora en Salud por Derecho.
Escalar la capacidad de producción de vacunas es uno de los principales retos que tenemos ahora mismo para afrontar la pandemia. No hay suficientes vacunas y no alcanzaremos la inmunización global necesaria si no encontramos los mecanismos internacionales necesarios para acelerar la producción. En este proceso entran muchos elementos como el incremento en la producción de los ingredientes básicos, la cantidad de fabricantes repartidos por todo el globo, la producción de otros elementos subsidiarios como viales, jeringuillas, etcétera.
Para que todo ocurra, es necesario que las reglas actuales se revisen, entre ellas las que afectan a la propiedad intelectual. El reciente anuncio de la administración de Biden de apoyar una exención a ciertos artículos de los Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio para incrementar la producción de vacunas es una buena noticia, pero es necesario que le acompañe también la transferencia de tecnología y el know-how. Además, la OMS impulsó en junio de 2020 la iniciativa C-TAP, precisamente con ese propósito. En definitiva, en el espacio internacional existen propuestas que pueden contribuir a frenar esta pandemia y a sentar las bases de un sistema justo y equitativo que proteja a la población de pandemias presentes y futuras. Unas propuestas que deben ser abordadas de manera urgente y con la mayor voluntad política de alcanzar consensos.
LUKE COOPER | Consultor e investigador asociado en el LSE IDEAS, el think tank sobre política exterior de la London School of Economics. Su libro, Authoritarian Contagion, será publicado en junio de 2021 por la Bristol University Press.
La decisión de la administración de Biden de apoyar la suspensión de las patentes de las vacunas contra el Covid-19 en la OMS supone un punto de inflexión en el orden internacional.
Los primeros meses de Biden marcan una tendencia clara. Ha desplegado una hoja de ruta para el cambio radical, dejando en evidencia las inclinaciones más conservadoras de muchos de sus aliados europeos, obligándolos a espabilar y mantener el ritmo. La nueva administración estadounidense ha leído bien dos características claves del momento actual en la política global. Primero, que la era de los mercados libres sin trabas ha terminado; la intervención estatal para defender el interés público y coordinar la actividad industrial y económica ha regresado. Segundo, que la democracia se enfrenta a un desafío histórico y global por parte del autoritarismo, una realidad que los estadounidenses conocen demasiado bien después de la catástrofe de la era Trump.
Apoyar las “vacunas de la gente” es la conclusión lógica de este análisis. Significa colocar a EEUU en el centro de un esfuerzo industrial global para expandir de manera radical la producción manufacturera. Y si es cierto que este enfoque es antimonopolístico, no va en contra del sector privado. Al contrario, lo que busca es establecer asociaciones entre lo público y lo privado para la defensa del bien común.
De manera crucial, Biden ha colocado a los Estados democráticos en el lado correcto de la historia. Ofrece una alternativa progresista a la “diplomacia de las vacunas” llevada a cabo por Estados autoritarios como China o Rusia. Y es que son precisamente este tipo de políticas, que dan prioridad a las necesidades humanas, las que se necesitan si queremos recuperar la fe en el poder de las instituciones democráticas para cumplir con la población global.
JOSÉ MANUEL BARROSO | Presidente del patronato de GAVI/The Vaccine Alliance, Presidente de la Comisión Europea (2004-2014), y ex primer ministro de Portugal. @JMDBarroso
Para terminar esta crisis global, no necesitamos solamente vacunas, sino vacunar, y hacerlo en todas las esquinas del planeta. Aunque ya ha comenzado el mayor y más complejo despliegue global de vacunas en la historia, debemos atender con urgencia a las vastas disparidades en el acceso a vacunas que ha emergido entre los países más ricos, donde un tercio de la población ya está vacunada, y los países de ingresos bajos, donde solo lo está el 0,2%.
Covax se creó para solucionar este problema, proporcionando acceso equitativo a vacunas del Covid-19, en especial para los 92 países de ingresos más bajos que de otra forma no hubiesen podido acceder a ellas. De momento, más de 120 países han recibido 59 millones de dosis dentro del programa Covax: las primeras de los 2.000 millones que buscamos distribuir este año, con al menos 1.300 millones reservador para países de ingresos bajos.
Ha llegado la hora de acelerar este proceso y de veras permitir que Covax proporcione un final a la fase aguda de la pandemia. Para hacerlo, necesitamos acelerar el suministro de vacunas y materias primas para que cada dosis cuente. Eso implica terminar con todas las restricciones de exportaciones.
Necesitamos que más gobiernos sigan el ejemplo de España y se comprometan a compartir sus dosis inmediatamente con Covax, para sobrepasar los problemas de suministro a corto plazo, así como ceder su puesto en las líneas de manufactura de Covax y asegurar que las dosis que han pedido llegan antes.
Por último, y especialmente importante, Covax necesita urgentemente una financiación adicional de 1.700 millones de dólares, lo que nos permitirá garantizar otros 500 millones de dosis para países de ingresos bajos. Esto nos permitiría proteger al 30% de la población en esos países y nos pondría en camino a atajar la crisis a nivel global para 2022.
GONZALO FANJUL | Director de Análisis de ISGlobal. @GonzaloFanjul
La respuesta a la pandemia tiene un problema grave relacionado con el volumen de oferta de vacunas. Sin embargo, el problema principal no es solo de oferta, sino de distribución de esa producción. Los países más ricos han escogido estrategias que saturan en primer lugar el abastecimiento de sus mercados y que condenan a la inmensa mayoría del planeta al desierto vacunal. La previsible inmunización global “por derrame” puede acabar en un monumental disparo epidemiológico en el pie.
La medida inmediata que hay que tomar, por tanto, es la de introducir criterios más equitativos (e inteligentes) de distribución y producción de la vacuna. Este depende, en parte, de que los países ricos hagan buenas las promesas que realizaron hace meses ante la comunidad internacional, porque ninguna de las circunstancias que se preveían entonces han cambiado: suministros mínimos y financiación, tanto de COVAX como de los países de renta media que quedan fuera de este mecanismo.
En el incremento de la producción puede ayudar, a medio plazo, la suspensión de los derechos de propiedad intelectual que acaba de avalar EEUU. Sobre todo, en lo que se refiere a la producción de componentes y a una eventual transferencia de tecnología que permita aumentar la fabricación de vacunas a través de países en desarrollo que ya cuentan con una capacidad farmacéutica instalada y no utilizada para este fin, como México, Brasil o Pakistán.
Pero se debe hacer más, entre otras cosas porque es posible que necesitemos producir muchas vacunas durante mucho tiempo. Además de revisar las reglas de propiedad intelectual, los Estados deben exigir a las compañías condiciones de interés público a cambio de la inversión sin precedentes que los contribuyentes hemos realizado en sus innovaciones. La introducción de compras públicas responsables y de proveedores preferentes, idealmente a través de un sistema europeo integrado, puede cambiar las reglas del juego.
HARSH V. PANT | Director del programa de Estudios Estratégicos de la Observer Research Foundation de Nueva Delhi.
Los dos factores cruciales son el aumento de la producción y la distribución de vacunas. Aunque India presume de tener el mayor fabricante de vacunas del mundo, el Serum Institute of India (SII) todavía no ha desplegado el inmenso potencial que tiene para satisfacer las necesidades de vacunas del país. Sin embargo, la producción de vacunas no es un fenómeno de un día para otro. Los acuerdos entre el gobierno y las empresas farmacéuticas deben ser realistas. Por tanto, India necesita adoptar de inmediato una estrategia holística de producción y distribución de vacunas en todo el país. Para aumentar la producción, Nueva Delhi necesita reabrir varias empresas farmacéuticas nacionales que actualmente no funcionan. En estos momentos, solo dos de las más de 3.000 empresas farmacéuticas del país producen vacunas, lo que demuestra el grave estado de la producción de vacunas a nivel nacional.
Hay más de 10.500 instalaciones de producción en India. Sin embargo, un gran número de ellas está sin utilizar. Nueva Delhi debe aprobar de inmediato la concesión de licencias obligatorias para utilizar las capacidades, según la normativa de la OMC. La concesión de licencias voluntarias es la única manera de aumentar la producción y utilizar las instalaciones autóctonas del país. Sin embargo, el mero hecho de aprobar y acumular vacunas no será suficiente para la presión de la crisis actual, dada la gravedad de la segunda ola de Covid-19. Sobre el terreno, India debe tomar medidas estrictas para que la campaña de vacunación sea un asunto multifacético y no unilateral. El enfoque holístico debe contemplar la participación de las ONG, la sociedad civil, las empresas y los individuos con influencia en la sociedad. Hay que hacer mucho hincapié en animar a la gente a vacunarse.
A ello se suma la necesidad de conseguir oxígeno, ventiladores, materia prima para la producción de vacunas, etcétera. India debe construir de inmediato hospitales temporales prefabricados con camas, ventiladores, unidades de cuidados intensivos y, sobre todo, personal. Varios informes han demostrado que el sistema de salud indio carece de personal suficiente.
En cuanto a la distribución, India necesita una cadena de suministro holística y cohesionada para aumentar el reparto de ayudas y vacunas en todos los rincones del país de forma equitativa. Actualmente, India carece de coordinación entre sus diferentes ministerios. A ello se añade la necesidad urgente de coordinación entre el gobierno central y los estatales y también dentro de los ministerios de Salud y Transporte de los Estados, con el objetivo de mantener las cadenas de suministro (vacunas y materias primas) sin interrupciones. Además, hay que desplegar con urgencia a expertos del sector de la salud y de la educación para que supervisen la entrega de las vacunas y las materias primas. Y para controlar cualquier tipo de burocracia inútil y evitar la corrupción en el sector sanitario, el gobierno indio debe nombrar a funcionarios encargados de la supervisión del proceso.
Sin embargo, el mayor obstáculo para la vacunación de India siguen siendo los derechos de propiedad intelectual. Estos derechos, hoy dominados por las grandes farmacéuticas, sobre todo de Occidente, deben ser eliminados de manera temporal según las regulaciones de la OMC. Las patentes están destinadas a mantener la competencia para aprovechar lo mejor y no para emergencias globales como esta. En el marco de la responsabilidad social corporativa, las empresas deben anteponer las personas a los beneficios. En un mundo altamente interdependiente como el nuestro, no adherirse a principios humanos como estos tendrá efectos en la economía global y en los sistemas sanitarios a corto, medio y largo plazo.
RAFAEL VILASANJUAN | Director de Análisis y Desarrollo Global de ISGlobal. @rvilasanjuan
Las vacunas son la estrategia de primera línea para detener la pandemia. La decisión inicial de la UE fue asegurar la equidad dentro del espacio europeo, de modo que los ciudadanos de Budapest y Berlín recibieran la vacuna en el mismo plazo. El objetivo era asegurar que el tránsito, el comercio y el turismo se mantuvieran abiertos como un espacio común.
Cuando se haya distribuido el primer billón de dosis en todo el mundo, más del 90% de las mismas habrán cubierto solo al 10% de la población, mientras que solo 50 millones de dosis distribuidas por la iniciativa COVAX Facility a finales de abril alcanzaron las economías menos desarrolladas del mundo.
Faltan vacunas. La UE debería abordar urgentemente tres cuestiones principales. En primer lugar, utilizar las flexibilidades existentes en la OMC para aumentar la producción y transferir conocimientos. En segundo lugar, financiar a COVAX para proporcionar vacunas subvencionadas. En tercer lugar, compartir parte de las dosis compradas, no esperar a que se vacune a toda la población de la UE, sino hacerlo en paralelo.
De lo contrario, las amenazas pueden desafiar los logros existentes en los países de la UE, ya que les exigirá mantener cerradas las fronteras con los países que no están vacunados. Y aún más peligroso, en estos países pueden aparecer variantes del virus que no responderán a la eficacia de las vacunas existentes.