En 2019, la UE y los países de Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) anunciaron un gran acuerdo comercial que permitiría a las empresas del Viejo Continente acceder a un mercado de 260 millones de consumidores. Las negociaciones fueron impulsadas por España y Alemania y el acuerdo marcó un hito para Europa, que cerraba así dos décadas de intensas negociaciones, además de situarse en la arena internacional como uno de los grandes valedores del libre comercio, en un momento en el que el escenario estaba dominado por las políticas proteccionistas de los Estados Unidos de Donald Trump.
Sin embargo, el acuerdo se tambalea justo cuando ha llegado la hora de la verdad: la ratificación del texto por los parlamentos nacionales. La oposición la lideran dos Estados clave de la Unión por su tamaño y relevancia exportadora: Francia y Austria, secundados por otros países que ya han mostrado sus reservas como Bélgica, Países Bajos o Irlanda. Además, es importante recordar que cuando se firmó el acuerdo existían organizaciones críticas con el texto en Europa, en concreto por la autorización a la entrada de productos agrícolas, el gran motor de la economía latinoamericana, que supondrían una gran competencia a la agricultura y…