Uno de los acontecimientos más relevantes en la esfera internacional en la segunda mitad del siglo XX ha sido, sin duda, la aparición de los movimientos de integración regional. Comenzaron, sobre todo, en el campo de la economía por imperativos del mercado, pero se ha extendido al terreno político, cultural y de seguridad, creando así las bases para la formación de un nuevo orden internacional a partir de un sistema multipolar. No conviene, sin embargo, olvidar la existencia, desde los años 90, de un único superpoder: Estados Unidos.
Por lo que se refiere a la integración regional, el pionero indiscutible y de más éxito ha sido el europeo, llamado sucesivamente Mercado Común, Comunidad Económica Europea (CEE), Comunidad Europea (CE) y Unión Europea (UE). El proyecto europeo provocó un proceso de imitación que se extendió, con mayor o menor fortuna, a los demás continentes.
En Asia, y concretamente en su parte oriental, el primer y más interesante movimiento es el de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (Asean). Nació en 1967 y los cinco socios fundadores fueron Filipinas, Indonesia, Malaisia, Singapur y Tailandia. El momento de su nacimiento explica la clara intencionalidad política de hacer frente a la amenaza comunista que entonces se cernía sobre la zona.
Si se lee la declaración de Bangkok de 1967, Asean aparece más como una idea que como una auténtica asociación estructurada y operativa. No obstante, tiene la importancia de ser el primer intento de colaboración regional en Asia, sin participación de países de fuera de la zona. El propósito de agrupar a los 10 Estados que configuran la región era utópico, debido a las grandes diferencias entre los cinco países fundadores y los restantes, dado que la guerra de Vietnam estaba en pleno apogeo.
Por ello, la ampliación de Asean comenzó lentamente. En…