Historia del mundo en 12 mapas

Coloreé el mapa en tonos pastel: montañas, valles y mesetas. El perfil de la costa en azul degradado con un algodón y la unión con Francia, los Pirineos, en marrón intenso. Utilicé una de esas plantillas de plástico con la silueta de la Península Ibérica. Tracé la frontera con Portugal y señalé las capitales con una estrella. El lunes entregué los deberes del fin de semana. Mi mapa era espléndido. La profesora lo miró, me miró y me dijo: “lo has puesto al revés”. Alicante estaba en Lisboa, Galicia en Cataluña.

Quizá mi afición a los mapas venga de ese ejercicio de improvisada cartografía. Fue una constatación de la necesidad de los seres humanos de situarse en el espacio y entender lo que nos rodea. También una verificación de lo relativo de conceptos como grande o pequeño, norte, sur, este, oeste. Y de la importancia del punto de vista. Algo que comprobé la primera vez que vi un mapamundi chino: con la República Popular en el centro, Europa y África a la izquierda y América a la derecha.

Como dice Jerry Brotton en la introducción de su Historia del mundo en 12 mapas, “sin los mapas estamos perdidos”. No solo responden a preguntas sobre cómo desplazarnos de un lugar a otro, sino también por qué los países son lo que son, qué ventajas y obstáculos del territorio de los Estados, las regiones, los continentes han determinado el carácter de sus pobladores, el poderío comercial, militar o cultural a lo largo de la historia.

El libro de Brotton se propone precisamente lo que dice: recorrer la Historia del mundo a través de 12 cartografías, que van desde las primitivas representaciones de la antigüedad hasta las imágenes que ofrecen las actuales aplicaciones digitales, en concreto Google Earth. En las más de 600 páginas de este recorrido, el autor repasa las condiciones y los acontecimientos que acompañaron esos trazados cartográficos. En realidad, no es una historia del mundo, tampoco una historia de la cartografía, pero ayuda a conocerla.

Geografía de Ptolomeo (150 d.C).

El estudio de los 12 mapas y la historia que los acompaña se hace a través de 12 conceptos: ciencia, intercambio, religión, imperio, descubrimiento, globalismo, tolerancia, dinero, nación, geopolítica, igualdad e información. Las representaciones cartográficas que se asocian a cada uno de ellos son la de Claudio Ptolomeo (150 d.C.), la de Al-Idris (d.C.), el mapamundi de Hereford (1300), del de Kangnido (1402), el de Waldseemüller (1507), el de Diego Ribero (1529), el Mercator (1569), el Atlas Maior de Blaeu (1662), el mapa de Francia de la familia Cassini (1789), el de Mackinder (1904), la proyección de Peters (1973) y Google Earth (2012).

Todos valen de una manera u otra. Algunos despertaron fuertes controversias. Otros apenas fueron utilizados. Pero, como recuerda Brotton, parar entender la historia de nuestro mundo hay que entender cómo se cartografiaron los espacios del mundo. Cada uno de estos espacios tiene esta historia.

La historia del más reciente y el de mayor éxito de todos los tiempos, Google Earth, está escribiéndose en el presente. El magnetismo de sus imágenes espaciales y la posibilidad de aproximarse a pie de suelo hacen olvidar que es, como todos los demás, un mapa de posible manipulación sobre las zonas que no muestra, pero también sobre lo que muestra con tanta realidad. Para el cartógrafo Sébastien Caquard, la tecnología ha transformado radicalmente los mapas con su poder en el proceso de marcar las fronteras y crear conflictos alrededor de ellas. Pero no es solo eso: ¿se impondrá la censura política? ¿Prevalecerán los intereses corporativos en estos mapas? ¿Cómo se afectará a la privacidad personal?

“Los mapas del mundo se hallan en perpetuo estado de devenir, son procesos constantes que navegan entre los intereses enfrentados de patronos, cartógrafos y consumidores, y los mundos de los que estos surgen”, concluye Historia del mundo en 12 mapas. Un libro sencillamente fascinante.

Áurea Moltó, directora de politicaexterior.com @aureamolto