Le Capital au XXIe siècle, Thomas Piketty
París: Éditions du Seuil, 2013. 976 págs.
El libro de la vida no se puede abrir y cerrar a voluntad, pero el libro de la historia permite elegir la página y, con un poco de paciencia, desvelar el mensaje contenido en los registros de los acontecimientos. El libro del futuro está en blanco, con su preámbulo en letras invisibles. El tiempo presente incorpora el ayer y perfila el mañana.
El historiador-economista que eligiese la página correspondiente a 1954 se tropezaría con una interesantísima anomalía en lo que ha sido el proceso recurrente entre el reparto de la riqueza y de los rendimientos procedentes del capital y del trabajo. Los rentistas en sentido estricto han sacado más partido del producto que los trabajadores. Una realidad histórica más que una necesidad lógica absoluta. Esta es la melodía que aparece y reaparece en el extenso y didáctico libro de Thomas Piketty, Le Capital au XXIe siècle. (El capital en el siglo XXI, de próxima publicacion por Fondo de Cultura Económica). Al igual que en el Bolero de Ravel, la intensidad de la música crece a medida que avanza la partitura.
En 1954 un economista de origen ruso, Simon Kuznets, premio Nobel de Economía, echa mano de una información estadística de base para demostrar que en las sociedades avanzadas occidentales de mediados de siglo el rápido crecimiento económico estaba beneficiando especialmente a los grupos sociales cuyas rentas procedían del trabajo. Las desigualdades se reducían. El mensaje no podía ser más oportuno en aquellos tiempos de guerra fría y desafío permanente entre el capitalismo y el comunismo. Los “gloriosos años treinta”, que se extienden entre 1950 y 1980, confirmaban la afirmación de Kuznets, las democracias de economía de mercado habían conseguido un crecimiento…