Pioneras al despuntar en puestos clave, Rima Fakhri en el Hezbolá libanés y Jihan al Halawafi en los Hermanos Musulmanes egipcios, relatan su paso a la esfera política en un entorno reticente.
Entrevista con Rima Fakhri y Jihan al Halawafi por Natalia Sancha
La mujer se ha convertido en el siglo XXI en un tema muy controvertido y objeto de numerosos informes que monitorean su avance en las sociedades árabo-musulmanas. La mujer ha dictado también la agenda de cooperación de la mayoría de los países occidentales. Y en ocasiones, se ha convertido en una de las pocas concesiones que los regímenes autoritarios árabes han hecho, incorporándola en aquellas áreas donde antes estaba ausente. Al fin y al cabo, reclutar mujeres y, si es posible afines al gobierno, no supone ningún desafío para el régimen.
Desde Occidente, se ha criticado duramente a los movimientos islamistas que en los años ochenta reaparecieron en la batalla política renunciando a un califato islámico y hoy cosechan escaños en sus parlamentos. Se les acusa de fingir aceptar una competición democrática para una vez en el poder imponer una teocracia donde, entre otros, la mujer desempeñe un rol de ciudadana de segunda.
Al otro lado del discurso occidental de género, se encuentran millones de mujeres que aun rechazando el feminismo made in Occidente, participan activamente en los movimientos islamistas en pro de un cambio político que lleve a éstos al poder. En la última década, voces de mujer surgen desde dentro de estos partidos. Reclaman a sus líderes más poder y visibilidad que equipare la contribución de la mujer en el activismo islamista a su presencia en la estructura política del partido. De hecho, son principalmente mujeres las que han desempeñado un papel crucial en las redes de servicios sociales provistos por los grupos…