Los primeros años de la década de los 2000 quedará marcado por el interés cada vez mayor de los países del Golfo por los países magrebíes: Marruecos, Túnez y Argelia. Tierras de acogida tradicionales de los inversores europeos, Marruecos y Túnez, que abrieron sus economías mucho antes que Argelia, son hoy en día lugares que atraen cada vez más a inversores de los países del Golfo. Estos últimos superaron incluso a los países europeos en 2007 y 2008. Argelia, por su parte, a pesar de una legislación dudosa en lo que respecta a las inversiones extranjeras directas (IED), se esfuerza cada vez más por atraer el capital árabe, aunque este último siga prefiriendo Marruecos y Túnez.