En un momento en que la atención mundial se vuelca sobre Europa, el Próximo Oriente y el Caribe, el riesgo de olvidarse del África Austral es grande. La importancia de la región del golfo Pérsico ha condicionado, además, las relaciones internacionales contemporáneas, tanto en el terreno económico como en el político y en el militar. Sin embargo, el descenso de la producción en los países industriales, la utilización de otras fuentes de energía distintas del petróleo, la baja consecutiva de los recursos financieros de los países exportadores de aquella región, sumadas a la baja del precio del dólar, son hechos que limitarán en el futuro el peso específico de esta zona. En paralelo con ellos surgen otros factores que indican el interés creciente del África Austral en el porvenir.
África Austral posee, junto con la URSS, el cuasi monopolio de toda la gama de materias minerales, indispensables para el desarrollo de las industrias de punta que rigen la tercera revolución industrial: aeroespacial, aeronáutica, nuclear, metalurgia fina, armamento, electrónica. Un reciente informe del Congreso americano indicaba que una detención en el suministro de las materias estratégicas provenientes del África del Sur supondría la quiebra del funcionamiento de las industrias occidentales en un plazo de seis meses. Los Estados Unidos importan del África Austral el 48 por 100 del cromo, el 82 por 100 del platino; el 73 por 100 del vanadio, el 80 por 100 del ferrocromo, el 87 por 100 del manganeso y el 67 por 100 del oro. Por lo que se refería a Francia, casi la mitad de las materias primas estratégicas utilizadas por su industria se obtienen en África del Sur.
Japón tiene necesidad vital de productos brutos como el carbón, el mineral de hierro y los metales raros, que compra, asimismo, en África del Sur.
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