Esta semana en Informe Semanal de Política Exterior (#ISPE): batalla tecnológica.
La caída de la cotización bursátil de Apple, Blackberry y Nokia, paralela al ascenso imparable de Samsung, confirma que el sector tecnológico está atravesando una zona de turbulencias. El pronóstico es especialmente reservado para los hasta hace poco buques insignia del poder industrial de Canadá y Finlandia y de su capacidad de innovación.
El éxito ya no es lo que era: el más rotundo posible –el dominio pleno de un mercado– es hoy algo tan efímero en esos sectores que puede esfumarse en unos pocos años, incluso trimestres. Aunque era más que previsible que la desaparición de Steve Jobs iba a dificultar a Apple mantener su preeminencia, pocos analistas esperaban que los problemas empezaran tan pronto.
El año pasado las ventas de Apple subieron un 44,5%, hasta los 156.000 millones de dólares, pero la caída de sus acciones, que han bajado un 40,5% desde septiembre, de 702 a 417 dólares, revelan una cierta falta de confianza en su futuro. “Un PER de 9,6% es más propio de industrias en declive que de titanes tecnológicos” escribe el Washington Post.
En 2012 Samsung desplazó al creador del primer smartphone del liderazgo mundial. En el primer trimestre de este año, Samsung vendió unos 71 millones de smartphones, un 70,7% más que el año pasado, con lo que elevó su cuota global del 28,8 al 32,7%. Mientras, Apple vendió solo un 6,6% más, hasta los 37,4 millones, la mitad de Samsung, lo que redujo su cuota del 23 al 17,3%.
El creador del producto ha sido desplazado por un imitador mejor preparado para competir. Los móviles de Samsung, con sistema operativo Android, son a veces mejores que los de Apple y, sobre todo, tienen una mejor relación calidad/precio para el consumidor.
A ese paso, Apple parece condenada a un nicho –el de los brand addicts–, algo que ya le sucedió en un anterior ciclo de declive y del que solo salió tras el regreso de Jobs a Cupertino en 1997. En la década siguiente, Apple lanzó al mercado el iPod, el iPhone y el iPad. En ese periodo sus acciones pasaron de valer nueve dólares en 2003 a 700 en 2012, 80 veces más en nueve años.
Su sucesor, Tim Cook, necesitará sorprender a un público muy exigente para recuperar la iniciativa. Los márgenes de Apple son decrecientes, lo que ha hecho caer el beneficio neto del primer trimestre, de 11.600 a 9.500 millones de euros. Ahora esas cifras están del lado de Samsung, cuyas acciones han pasado de los 469 yenes de 2009 a los 1.486 de ahora.
Pero si la feroz competitividad del tigre surcoreano ha arañado a Apple, para Nokia, que hasta la llegada del iPhone era líder mundial del mercado de móviles, el efecto de lidiar en dos frentes, con Apple y Samsung, ha sido demoledor. La compañía finlandesa tardó en entender –como le sucedió a Kodak con las tecnologías digitales y a Blackberry con las pantallas táctiles– que el iPhone era una revolución social. Nokia siguió fabricando unos aparatos repentinamente obsoletos. Solo hace poco lanzó el Lumia, en alianza con Microsoft. Quizá sea demasiado tarde. La empresa sigue sin aparecer entre los cinco primeros del sector: Samsung, Apple, LG, Huawei y ZTE. En 2007 Nokia llegó a valer 40 euros, ahora la acción está en los 3,25.
Para más información:
Rafael Martínez, «Ser competitivo en la era digital». Economía Exterior 64, primavera 2013.
The Economist, «Smartphone operating systems: Bright-eyed and bushy-tailed». Marzo 2013.
Ian Sherr y Jessica E. Lessin, «Apple, on Defense, Slams Samsung». The Wall Street Journal, marzo 2013.
Eric Jackson, «The 5 Big Problems Facing Apple – None Of Which Is Too Much Cash». Forbes, febrero 2013.