De ser un país receptor de inversión extranjera, China ha logrado en la última década situar entre las principales multinacionales del mundo alguna de sus empresas, sobre todo las de propiedad estatal, que buscan en el exterior nuevos mercados, innovación y diversificación.
Durante la primera década del siglo XXI, China ha dejado de ser un receptor de inversión extranjera directa (IED) y se ha convertido en una fuente cada vez más importante de IED para el resto del mundo. Esto no es fortuito, sino la consecuencia de factores económicos y políticos que probablemente persistirán, por lo que se espera que la IED de China siga aumentando. La IED china en el exterior se concentra en unas cuantas empresas multinacionales gigantescas, en su mayoría de propiedad estatal, que se encuentran entre las más grandes del mundo. Sus actividades abarcan distintos sectores.
Las primeras dos décadas de puesta en práctica de la política de “reforma y apertura”, desde finales de 1978 hasta 2000, fueron un éxito rotundo. Según la Oficina Nacional de Estadísticas de China, el porcentaje del comercio bidireccional (exportaciones e importaciones totales de bienes y servicios) en el PIB nominal, pasó de algo menos del 10 por cien del PIB en 1978 al 58 por cien en 2008, proporción que dobla, por ejemplo, la de Estados Unidos. Esto ha convertido a China en una de las economías más abiertas del mundo respecto al comercio…