Esta semana en Informe Semanal de Política Exterior: escasez

 |  23 de mayo de 2011

Una nueva era de escasez.

La subida del precio de las materias primas en los últimos 12 meses ha sido generalizada, pero la de los alimentos es la más preocupante para la estabilidad mundial: el precio del trigo ha aumentado un 54%; el maíz un 88% y el azúcar un 52%. La subida del precio del pan y la harina estuvo detrás de las revueltas en Túnez y Egipto. Los subsidios a los alimentos son generalizados en Oriente Próximo. Egipto gastó en ello 3.800 millones de dólares anuales en 2008, un 2% del PIB, a pesar de lo cual no pudo contener el alza de los precios. Libia importa el 90% del grano que consume. En toda la región la producción de trigo ha comenzado a caer debido a la sobreexplotación de las fuentes hídricas.

Según el organismo de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el porcentaje de población mundial que declara que no tener suficiente comida cayó del 17% en 1983 al 2% en 2004. Los costes de una dieta de 2.400 calorías diarias, suficiente para evitar la desnutrición, ronda hoy los 21 centavos de dólar diarios, asumible incluso para los muy pobres.

Una familia media en un país desarrollado gasta un 8%-12% de sus ingresos en alimentos. En EE UU cuando el precio del trigo aumenta un 75%, el precio de una barra de pan pasa de dos a 2,10 dólares. Pero para los 2.000 millones de personas cuyo gasto medio en alimentos ronda el 50% de sus ingresos, los efectos son dramáticos: cuando el precio del trigo se duplica, también lo hace el del pan. Y lo mismo sucede con el arroz y los fideos, la base de la dieta de subsistencia de buena parte de la población del Sureste Asiático.

La FAO estima que en la última gran crisis alimentaria mundial, en 2007-08, 250 millones de personas se sumaron a las filas de los sufren hambre, lo que llevó su número a los 1.000 millones. En las alzas actuales de los precios de las materias primas convergen diversos factores, uno de los cuales es la especulación en los mercados de futuros, que se ha multiplicado por 50 desde 2000.

Cuanto más suben los precios de las commodities, más dinero entra en el sector. En 2003 los mercados de futuros de materias primas movían 18.000 millones de dólares. En los primeros 55 días de 2008 atrajeron 318.000 millones, a medida que los fondos de inversión huían de las turbulencias de los mercados de divisas. Como resultado, entre 2003 y 2008 el precio de los alimentos subió un 80%.

Pero las últimas subidas no obedecen solamente a una burbuja especulativa. También inciden la creciente demanda de proteínas de origen animal de los países emergentes, el escaso crecimiento de la producción agrícola mundial, el cambio climático y el boom de los biocombustibles. Cada año, el mundo tiene que alimentar a 80 millones de nuevas personas, la mayor parte de ellas en países en desarrollo. Por cada grado que aumenta la temperatura, las cosechas de granos caen un 10%. La ola de calor en Rusia del año pasado las redujo un 40%.

Más de la mitad de la población mundial vive en países con problemas de abastecimiento de agua potable. En India y China, según el Banco Mundial, 175 y 130 millones de personas, respectivamente, se alimentan con grano producido por una explotación excesiva de los acuíferos. En China, el desierto del Gobi avanza a un ritmo de 2.000 kilómetros cuadrados diarios.

Vea el índice completo del Informe Semanal número 746 (lunes 23 de mayo de 2011) haciendo clic aquí.

Para más información:

En verano de 2008, Economía Exterior dedicó un número especial a la crisis aliementaria. Para acceder al mismo, haga clic aquí.

Antonio Martuscelli, «Causas, efectos y opciones en la crisis de los alimentos». Política Exterior núm. 125, septiembre-octubre 2008.

 

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