Medicina humanitaria, de Rony Brauman. Médicos Sin Fronteras, Icaria editorial. Barcelona, 2011. 126 pág. 10 euros.
¿No es toda medicina bienintencionada y, en consecuencia, humanitaria?, se pregunta José Antonio Bastos, presidente de Médicos Sin Fronteras España en el prólogo de este libro. Hoy en día, la sociedad empieza a interesarse más por entender qué es lo humanitario. Según el diccionario de la Real Academia Español, lo humanitario es: 1. Que mira o se refiere al bien del género humano. 2. Benigno, caritativo, benéfico. 3. Que tiene como finalidad aliviar los efectos que causan la guerra u otras calamidades en las personas que las padecen.
En este último contexto, sin olvidar por supuesto los dos primeros, más generales e irrenunciables, se mueve la medicina humanitaria. Rony Brauman, expresidente de Médicos Sin Fronteras y autor de este libro, explica que la dicha medicina es la que va dirigida a poblaciones marginadas, afectadas por una crisis o privadas de acceso a la atención médica. “La que se ejerce por sí misma, sin otro objetivo que el de ser útil”, afirma Brauman.
Cirugía y medicina de guerra, hospitales de campaña, acciones de sensibilización sobre los problemas de salud en los países pobres, equipos de emergencia en situaciones de catástrofe, campañas de vacunación… todas estas formas de acción pertenecen al ámbito de la medicina humanitaria desde el momento en que son puestas en práctica por organismos calificados de humanitarios y en circunstancias calificadas como tales.
Uno de los dilemas a los que se enfrentan las organizaciones dedicadas a la medicina humanitaria es la de elegir entre una catástrofe y otra, pues por desgracia el mundo está sobrado de ellas, humanas y naturales. Toda catástrofe llama a lanzar una misión, pero ¿cómo optar por países sin nada en especial que les distinga de otros, caracterizados por la misma miseria?, se pregunta Brauman. “La acción humanitaria sólo puede ser fragmentaria y, por lo tanto, arbitraria –responde el autor—. Sus responsables no dejan de tomar decisiones y de descartar, y no pueden considerar ni siquiera como perspectiva el que vayan a asegurar una cobertura sanitaria o social general”.
¿Por qué interesarse por los niños y rara vez por los ancianos? ¿Por qué por la tuberculosis y no por los accidentes de tráfico?
Para el profesional de la salud que ya haya decidido, que quiera dar el salto y ponerse la servicio de los seres humanos atrapados en las situaciones más difíciles del mundo (guerras, terremotos, epidemias, inundaciones…), este libro ofrece una oportunidad única: una vez asumidas las implicaciones de la tarea, entre ellas la dificultad de elegir, verá que no es posible bajar a las cloacas del mundo y salir incólume.
Para más información:
Aitor Zabalgogeazkoa, “Haití: la ayuda humanitaria internacional a examen”. Política Exterior núm. 139, enero-febrero 2011.