La incertidumbre, moneda común en la Unión Europea

La agenda del Consejo Europeo de primavera se ha visto una vez más afectada por los imprevistos, auténtica moneda común en Europa. El anuncio de dimisión por parte del primer ministro de Portugal, el socialista José Sócrates, ha marcado el inicio de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea del 24 y 25 de marzo en Bruselas, donde se discute, una vez más, sobre el alcance de los dispositivos para tratar la crisis de la deuda pública que afecta a la zona euro.

Entre estos dispositivos se encuentra el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), cuyo volumen efectivo se discutirá en la cumbre. Finlandia, pendiente de las elecciones parlamentarias del 17 de abril, se opone de momento a aumentar la dotación del fondo de rescate, de carácter temporal, para que sean efectivos los 440.000 millones previstos en el mismo. Actualmente, solo se pueden usar 250.000 millones, porque hay que dejar un parte en el fondo para no perder su calificación máxima: AAA.

Alemania también se opone a dicha ampliación: el 27 de marzo se celebran elecciones en el länder de Baden-Württemberg, donde el partido de Angela Merkel, la Unión Demócrata Cristina (CDU), no espera muy buenos resultados, reduciendo así el margen de maniobra de la canciller alemana. Sus compañeros de coalición, el Partido Liberal (FDP), se han mostrando hostiles, desde un principio, al FEEF.

Las preguntas que en estos momentos pululan en el aire bruselense es si Portugal necesitará acudir al fondo de rescate y, en caso afirmativo, cuánto costaría. A la segunda pregunta ya ha avanzado una posible respuesta el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Jüncker, que ha mencionado una cifra que ronda los 75.000 millones de euros, 10.000 millones menos de lo que costó el rescate a Irlanda; en el caso griego, el montante alcanzó los 110.000 millones de euros. Entre los tres rescates sumarían 270.000 millones.

¿Caerá Portugal? Nadie se atreve a dar una respuesta contundente. La Asamblea de la República portuguesa ha rechazado las últimas medidas de ajuste recogidas en el Programa de Estabilidad y Crecimiento presentado por el Gobierno presidido por Sócrates, que solo contó con el apoyo de 97 diputados, los suyos, de los 230 escaños que tiene el Parlamento portugués. Existe un acuerdo entre el Gobierno y la oposición para bajar el déficit público del 7,3% actual al 4,6% en 2011; luego, al 3% en 2012, y finalmente al 2% en 2013. No se ha llegado a un acuerdo, en cambio, en torno a las medidas concretas para llevar a cabo tal ajuste de la deuda pública, lo que ha provocado esta crisis gubernamental.

Se espera que el presidente de la República, Aníbal Cavaco Silva, acepte la dimisión de Sócrates y se convoquen elecciones para dentro de dos meses, aproximadamente. El nuevo gobierno portugués estará así en disposición de asistir con plenos poderes (a diferencia de ahora) al decisivo (una vez más) Consejo Europeo de verano, a celebrarse en junio, donde deberá ultimarse la panoplia de medidas para atajar la crisis que afecta a la zona euro.

Francia entra en campaña electoral después del verano, así que lo que no se haga ahora en marzo o más tarde en junio puede que no se haga de ninguna manera después. Europa continúa, de nuevo, caminando por el filo de la navaja.

Para más información:

Charles Wyplosz, “La zona euro y España durante 2011”. Política Exterior núm. 140, marzo-abril 2011.

Thomas Klau, François Godement y José Ignacio Torreblanca, “Más allá de Maastricht: nuevo pacto para el euro”. Política Exterior núm. 140, marzo-abril 2011.

José Enrique de Ayala, “Carta de Europa: La recurrente crisis del euro y las reticencias de Alemania”. Política Exterior núm. 139, enero-febrero 2011.

Ulrike Guérot, “‘El rapto de Europa’: la crisis desde Alemania”. Política Exterior núm. 136, julio-agosto 2010.