2013 en ganadores

 |  26 de diciembre de 2013

¿Quién gana y quién pierde en 2013? La primera parte de esta recopilación se centra en países, personas, y tecnologías que han marcado el año y consolidado su importancia a lo largo de los últimos doce meses.

1) The Guardian y Edward Snowden. ¿Héroes o traidores? Los secretos que el periódico británico y el ex analista de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) americana han revelado no eran novedad para las redes de terrorismo transnacional (Bin Laden se comunicaba con mensajeros personales, no a través de gmail). Pero sí lo eran para una ciudadanía que a la que se mantuvo al margen de las actividades de la NSA. Snowden no pretende promover una transparencia absoluta en las relaciones entre potencias –ése es el poco realista objetivo de Julian Assange–, sino generar un debate crítico en torno al equilibrio entre seguridad y libertad en sociedades democráticas. Su huida a Rusia es paradójica, pero también testifica el tratamiento brutal que reserva Estados Unidos para sus delatores. La presión política y personal a la que se han visto sometidos Glenn Greenwald y Alan Rusbridger, de The Guardian, hacen un flaco favor a la autoridad moral británica.

2) Big data. No es una moda pasajera ni la siguiente burbuja de Silicon Valley. Ya sea para predecir los gustos de los clientes de Amazon, espiar a escala masiva, realizar análisis de textos literarios o gestionar campañas políticas, el empleo de “big data” –la manipulación, estructuración, y clasificación automatizada de enormes volúmenes de información–se ha convertido en una realidad imposible de ignorar. Las implicaciones son revolucionarias, y el lado oscuro –incluso orwelliano– de esta revolución está a la vista. Facebook es capaz de predecir la orientación sexual el consumo de drogas de sus usuarios, basado únicamente en su elección de “me gusta”, y, como ha revelado Snowden, son precisamente estos métodos los que permiten la NSA espiar de forma indiscriminada.

3) Francisco I. Referencia obligada en 2013, el nuevo Papa ha comenzado un giro de 180 grados en la Iglesia Católica tras tres décadas y media de liderazgo conservador. Su estilo de vida austero, unido a declaraciones tolerantes respecto a la homosexualidad, la reivindicación de la mujer en la Iglesia, y las críticas a las intrigas palaciegas del Vaticano y el capitalismo, le han puesto en rumbo de colisión con los sectores más reaccionarios de la Iglesia. Mejor así. Un Pontífice debe ser, atendiendo a la raíz etimológica del título, un constructor de puentes y no un sembrador de división.

4) Vladimir Putin. Malas noticias para los defensores de la democracia, tanto dentro de Rusia como en su creciente área de influencia. Putin cumple 13 años al frente del país–ya sea como Presidente o Primer Ministro–, pero el aniversario no ha traído mala suerte. Al contrario, una serie de golpes de mano, desde la acogida de Snowden al bloqueo del ingreso de Ucrania en la Unión Europea, pasando por el socavo de la posición americana en torno a la crisis Siria, han cimentado su reputación como maestro de la realpolitik. De ser la política internacional Juego de Tronos, Putin sobreviviría hasta el final de la saga. (Hollande, Obama y Cameron difícilmente pasarían del segundo o tercer volumen.)

5) Angela Merkel. “Mutti” en Alemania y canciller de hierro en Europa, Merkel ha obtenido un tercer mandato al frente del gobierno alemán (que, como el primero, compartirá con el socialdemócrata SPD), consagrándose como figura dominante de la política alemana –y por tanto, de Europa. De puertas para adentro Merkel es socialdemócrata, apropiándose de las políticas de sus rivales izquierdistas. Pero de cara al exterior apoya férreamente las políticas de austeridad, y ralentiza el proyecto de integración europea. La canciller, criada en Alemania del Este, carece de la vocación europeísta de sus predecesores. Se echa de menos la altura de miras de un Helmut Kohl o un Willy Brandt.

6) Uruguay. Con estándares de vida envidiables y una legislación progresista (este año se legalizó tanto el matrimonio homosexual como el consumo y producción de marihuana), Uruguay es el paraíso social de América Latina. La pequeña república ha sido elegida país del año por la influyente revista The Economist. Gran parte del mérito corresponde al José Mujica, referente tanto de la izquierda latinoamericana como de la austeridad bien aplicada: ha convertido el palacio presidencial en un refugio para indigentes, dona el 90% de su sueldo, y vive en su pequeña casa en compañía de su mujer, su perra coja Manuela, y el escarabajo en el que acude al trabajo cada mañana.

7) Los drones. 2013 es, según la Unión Estadounidense por los Derechos Civiles (ACLU), el año del drone. Lejos de ser un monopolio estadounidense, los aviones no tripulados se producen ya en China, India, Turquía, Francia, Alemania, e Israel, entre otros. Aunque los más conocidos son los de uso militar –como los modelos Predator y Reaper–, también se emplean con creciente frecuencia los de uso civil. Se usan para descubrir a cazadores furtivos, viiglar la frontera entre EE UU y México, o incluso controlar el tráfico. Hasta el ayuntamiento de Madrid está contemplando adquirir un octocóptero. Y eso no es todo: el futuro nos depara drones del tamaño de insectos, que ya hubiese querido para sí la Stasi. El auge de los drones y la big data, unido a las revelaciones de la NSA, hacen de 2013 el año de George Orwell.

 

 

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