El primer round ha concluido con los nombres esperados: François Hollande (candidato del Partido Socialista, con el 28,63% del voto) y Nicolas Sarkozy (Unión por un Movimiento Popular, con el 27,18%). Lo ajustado del resultado de la primera vuelta de las presidenciales hará que el segundo round, el 6 de mayo, sea verdaderamente reñido. El Frente Nacional de Marine Le Pen (18% del voto) tiene en su mano algunas pesas de la balanza.
Pocas veces el voto de Francia ha sido tan determinante para el proyecto europeo. En el interior y en el exterior, todo el mundo ha entendido la trascendencia de estas elecciones para la Unión Europea. Los partidos de izquierda, hoy fuera de la mayoría de los gobiernos de la Unión, esperan que la probable victoria de Hollande suponga un rumbo diferente a la política europea, especialmente a la gestión de la crisis de la zona euro. Según The Guardian, la canciller alemana, Angela Merkel, «quedaría aislada en su insistencia sobre las rígidas medidas de austeridad como vía para salir de la crisis».
Política Exterior dedica varios artículos del número de mayo-junio a Francia y su papel en la UE. Hubert Védrine, ministro francés de Asuntos Exteriores entre 1997 y 2002, explica los posibles cambios de una Francia presidida por Hollande, no solo en la relación con Alemania, sino también con Estados Unidos y los países árabes. Los expertos del European Council on Foreign Relations (ECFR), Thomas Klau y Ulrike Guérot analizan específicamente la relación franco-alemana y sostienen que, pese a la opinión generalizada, «hay ámbitos importantes en los que Francia tiene claramente más peso que su socio alemán». El nuevo gobierno francés debería renovar el eje Berlín-París para hacerlo más inclusivo.
No obstante, y pese a que Hollande ha anunciado durante la campaña que, de llegar al Eliseo, reformaría el Pacto Fiscal de la UE, daría prioridad a las políticas de crecimiento frente a las de austeridad y defendería un papel reforzado para el Banco Central Europeo, los cambios serán prudentes y graduales, ya que como advierten los analistas, cualquier medida radical situaría a Francia en el disparadero de los mercados. Hoy el bono francés a 10 años ha subido hasta los 143 puntos respecto al alemán, el punto más alto desde enero pasado. El índice de la bolsa de París, el CAC 40, cayó un 1,2%.
Es preciso recordar que los franceses no solo eligen presidente en 2012, sino que también renovarán la Asamblea Nacional en las legislativas del 10 y el 17 de junio. Como señala Daniel Amson en Política Exterior, el ajustado resultado de la primera vuelta de las presidenciales y la división del voto plantean la posibilidad de un escenario ya conocido en Francia: «la cohabitación».
Para más información:
Hubert Védrine, «¿Puede cambiar Francia el rumbo de la Unión Europea?». Política Exterior 147, mayo-junio 2012.
Thomas Klau y Ulrike Guérot, «La UE necesita un eje franco-alemán renovado». Política Exterior 147, mayo-junio 2012.
Daniel Amson, «Francia: poderes y límites del semi-presidencialismo». Política Exterior 147, mayo-junio 2012.